Con la disolución de la URS, buena parte del uranio enriquecido, ha caído en manos inescrupulosos de algunos ex-operadores de la burocracia soviética que encargados de la manipulación del uranio y, habidos de dinero fácil, han convertido ese material en una mercancía de comercio clandestino, que transportado en maletas débilmente protegidas, no impiden las emisiones radioactiva y terminan atacando a la humanidad. En algunos países de América Latina se ha encontrado en manos privadas dicho elemento, sin que hasta la fecha se sepa más.
Alergias, cambios en el color de la piel, manchas en el rostro, y otras mutaciones en el organismo de las personas que sueles achacarse a los cambios climáticos, o a bichos raros, pueden estar unidos a esa contaminación radioactiva producida por el uranio enriquecido, que ilegalmente circula por el mundo en una maleta cualquiera.
La lucha contra la proliferación nuclear abanderada por el Presidente de los Estados Unidos Obama, con el acuerdo de Rusia, debería implicar también la renuncia al uso de ese material radioactivo como supuesta fuente limpia de energía, porque, es proporcionalmente más violeno el daño que hacemos a los humanos, que los beneficios a obtener. Investigar sobre como potenciar la energía solar, más allá de los débiles paneles que ahora se venden como pan caliente, es la solución definitiva para dar luz al planeta y de paso aportar a la evolución de la humanidad.
Mateo Bunn, experto en la proliferación de armas nucleares advierte que "Este material, por desgracia, es fácil pasar de contrabando y difíciles de detectar. El material nuclear necesario para una bomba nuclear cabría fácilmente en una maleta. Por lo tanto, los materiales nucleares en cualquier lugar inseguro es realmente una amenaza para todos, en todas partes."
