El grado de evolución de un país se mide, no solo por las posibilidades reales para la satisfacción de las necesidades básica, sino también, y fundamentalmente, por el nivel que alcanza en el respeto y cumplimiento efectivos de los Derechos Humanos, o Fundamentales.
En este orden de ideas, principios esenciales para la convivencia humana, como la vida la igualdad, la libertad, la intimidad, entre otros, resultan ciertamente muy limitados, por no decir inexistentes, en muchos países del mundo, especialmente en los de marcada presencia musulmana, y en otros, que pregonando postulados fundamentalistas de toda naturaleza, como es el caso de Colombia, terminan aniquilándolos.
En Colombia por ejemplo, entre otros, el derecho a la intimidad en las comunicaciones no ha existido, y las “chuzadas telefónicas” se han dado impunemente desde aquellos años aciagos en que la irracional presencia narcotraficante, copaba todo tipo de empresas, incluyendo las de telecomunicaciones.
Por ello, resulta mayúscula, y hasta utópica, la tarea de juzgar a directores y miembros de la inteligencia policial del DAS, por ejecutar escuchas telefónicas ilegales, cuando paralelamente existe y de años, un desmadre en los funcionarios de las operadoras telefónicas, que encargados de hacer los enrutamientos, suelen prestar sus servicios de “pinchazos" sin orden judicial, al mejor postor, incluyendo claro está, al gobernante de turno, local, o nacional.
Si las vulneraciones a la vida no amerita el más mínimo estupor social, y las muertes a opositores se justifican bajo cualquier instrumento de valor, qué grado de alarma social podrán causar unas escuchas telefónicas?, más, cuando estas no tienen una expresión material tangible, como lo puede ser la presencia de la muerte, y por el contrario, esa acción ilegal se hace desde cubicuelos, vehículos camuflados con scáneres, y en los bajos mundos de las cañerías, por las cuales circulas los cables de teléfono y las redes informáticas.
Quien más, si no es el alto gobierno del Presidente Uribe Vélez, el interesado en saber que piensan, y que opinan sus contradictores y amíguetes. El que un Estado se valga ilegalmente de la intimidad de la personas para sacar partida a sus propuestas de gobierno, a su lucha contra la oposición, o a sus anhelos de perpetuidad, debe sonrojar a toda una sociedad, especialmente a los medios de comunicación, que han de ser guardianes de ese derecho a la intimidad en las comunicaciones privadas, como principio unido a la libertad..
Ese mismo sistema de espionaje silencioso, engendrado por los régimenes totalitarios, fue brutalmente utilizado años atrás por el Alto Gobierno, que aliado con "los Pepes" escáneaba las conversaciones intimas a todos los ciudadanos de Medellin y sus valles, en la búsqueda de la voz de capo Pablo. Sistema que terminó siendo institucionalizado, porque para este presidente, de la misma estirpe que ese de ayer, poco importan los derechos humanos en la lucha contra la criminalidad, y con esa lógica, el Estado de Derecho ha terminado siendo un Estado sin Derecho, o lo que es igual un Estado de criminales, donde los funcionarios son investidos como agentes 007, con licencia para matar, coartar, oprimir, perseguir, y atropellar derechos, y todo ello, en nombre de unos postulados fundamentalistas de lucha contra la subversión y el terrorismo.
Terminar con ese sistema de irresponsabilidades que ha desaforado la vida en Colombia, es la mayor tarea que compete a los demócratas racionales, especialmente a quienes están en esa lista de perseguidos por el régimen, y que espiados por las orejas sabuesas del gobierno expertos en sistemas informáticos y en telecomunicaciones, deben unirse en la defensa de los derechos fundamentales.
Esa lista de hombres y mujeres que publicó una revista, como los espiados por Uribe y su DAS, tiene mucho que hacer por la patria, por ello mismos, y por el pueblo. Apelamos a que vehementemente dignifiquen su intimidad, y la de los colombianos. Esa valía, medirá el grado de evolución social de la oposición.
En este orden de ideas, principios esenciales para la convivencia humana, como la vida la igualdad, la libertad, la intimidad, entre otros, resultan ciertamente muy limitados, por no decir inexistentes, en muchos países del mundo, especialmente en los de marcada presencia musulmana, y en otros, que pregonando postulados fundamentalistas de toda naturaleza, como es el caso de Colombia, terminan aniquilándolos.
En Colombia por ejemplo, entre otros, el derecho a la intimidad en las comunicaciones no ha existido, y las “chuzadas telefónicas” se han dado impunemente desde aquellos años aciagos en que la irracional presencia narcotraficante, copaba todo tipo de empresas, incluyendo las de telecomunicaciones.
Por ello, resulta mayúscula, y hasta utópica, la tarea de juzgar a directores y miembros de la inteligencia policial del DAS, por ejecutar escuchas telefónicas ilegales, cuando paralelamente existe y de años, un desmadre en los funcionarios de las operadoras telefónicas, que encargados de hacer los enrutamientos, suelen prestar sus servicios de “pinchazos" sin orden judicial, al mejor postor, incluyendo claro está, al gobernante de turno, local, o nacional.
Si las vulneraciones a la vida no amerita el más mínimo estupor social, y las muertes a opositores se justifican bajo cualquier instrumento de valor, qué grado de alarma social podrán causar unas escuchas telefónicas?, más, cuando estas no tienen una expresión material tangible, como lo puede ser la presencia de la muerte, y por el contrario, esa acción ilegal se hace desde cubicuelos, vehículos camuflados con scáneres, y en los bajos mundos de las cañerías, por las cuales circulas los cables de teléfono y las redes informáticas.
Quien más, si no es el alto gobierno del Presidente Uribe Vélez, el interesado en saber que piensan, y que opinan sus contradictores y amíguetes. El que un Estado se valga ilegalmente de la intimidad de la personas para sacar partida a sus propuestas de gobierno, a su lucha contra la oposición, o a sus anhelos de perpetuidad, debe sonrojar a toda una sociedad, especialmente a los medios de comunicación, que han de ser guardianes de ese derecho a la intimidad en las comunicaciones privadas, como principio unido a la libertad..
Ese mismo sistema de espionaje silencioso, engendrado por los régimenes totalitarios, fue brutalmente utilizado años atrás por el Alto Gobierno, que aliado con "los Pepes" escáneaba las conversaciones intimas a todos los ciudadanos de Medellin y sus valles, en la búsqueda de la voz de capo Pablo. Sistema que terminó siendo institucionalizado, porque para este presidente, de la misma estirpe que ese de ayer, poco importan los derechos humanos en la lucha contra la criminalidad, y con esa lógica, el Estado de Derecho ha terminado siendo un Estado sin Derecho, o lo que es igual un Estado de criminales, donde los funcionarios son investidos como agentes 007, con licencia para matar, coartar, oprimir, perseguir, y atropellar derechos, y todo ello, en nombre de unos postulados fundamentalistas de lucha contra la subversión y el terrorismo.
Terminar con ese sistema de irresponsabilidades que ha desaforado la vida en Colombia, es la mayor tarea que compete a los demócratas racionales, especialmente a quienes están en esa lista de perseguidos por el régimen, y que espiados por las orejas sabuesas del gobierno expertos en sistemas informáticos y en telecomunicaciones, deben unirse en la defensa de los derechos fundamentales.
Esa lista de hombres y mujeres que publicó una revista, como los espiados por Uribe y su DAS, tiene mucho que hacer por la patria, por ello mismos, y por el pueblo. Apelamos a que vehementemente dignifiquen su intimidad, y la de los colombianos. Esa valía, medirá el grado de evolución social de la oposición.
