ESCUCHELO, NO LO LEA !

A FIN DEL TEXTO HAGA CLIC Y ... ¡ ESCUCHAR ESTE POST !

Tuesday, December 19, 2006

POR UNA "REVISTO" PARA COLOMBIA

Hoy, cuando apenas se avizoran en los estrados judiciales las macabras alianzas entre gobernantes, instituciones y criminales, más como producto las reciprocas delaciones entre implicados que, de investigaciones juiciosas por parte de los órganos del Estado encargado de administrar justicia, bien merece la pena echarle una mirada al pasado, que no es como algunos despectivamente llaman de “aplicar el retrovisor”, por cuanto con dicho concepto o categoría intenta ocultar, minimizar o ridiculizar una serie de hechos, que cometidos antes de la Constitución del 91, aún están vigentes y hacen parte del presente, en tanto no se han sometido al juicio de la verdad y al identitario colectivo de todo un pueblo, para que sea asimilado y superado.



Por ello opoXiXion evoca, así otros quieran eludir, “la utilización del retrovisor” para esclarecer ese pasado y si es necesario, proceder a dar marcha atrás, invitando a crear una comisión independiente que elabore La Relatoría de una Verdad Histórica (REVISTO) desde los años 80 y retome, exponga y juzgue sin espíritu de retaliación o venganza, como si fueran de hoy, los hechos oscuros que ejecutados por un sin número de personas vincularon a las Instituciones del Estado colombianas, a gremios y a la sociedad, con el carrusel de la muerte, que amparado o aliados a los ejércitos privados del narcotráfico, degradaron el derecho a la vida, la dignidad, la libertad y el derecho a la expresión de los colombiano, utilizando para ello prácticas corruptas, pactos secretos, omisión de funciones, procedimientos ilegales y acciones a todas luces delictivas, en detrimento de la ética social, los valor humanos y la libertad.


Es el momento del reencuentro entre historiadores, antropólogos, psicólogos, juristas e intelectuales de Colombia con el pueblo, con el Derecho Internacional y con ellos mismos, toda vez, que en cierta medida todos han desdibujado realidades para preservar la supervivencia, muy distintos a la verdad verdadera, en la cual todos debimos implicarnos desde hace años.


Aún cuando la constitución del 91 quieren asemejarla a un borrador y su texto, a nuevas cuentas de un país sin la tarea cumplida, en opoXiXion, buscamos y queremos, como muchos colombianos, la verdad verdadera y no la que siempre presentan los triunfadores de batallas. En este contexto, no puede hablarse de una ruptura gnoseológica con la histórica reciente de Colombia, a partir de un acto jurídico-político, como si ese acto u hecho o “pacto” hubiese generado el efecto de Cosa Juzgada en la historia política reciente de Colombia.


Dicha Constitución y su posterior Congresito, no pueden ni deben subsumir los desafueros criminales de ese pasado político reciente, como tampoco el nefasto papel de los órganos mediáticos que siempre le mintieron al país y el de la sociedad colombiana, en especial la intelectualidad y la academia que prefirió callar, antes que morir dignamente.


Tampoco debe exaltarse ese acto Constituyente o apelar a él, para desvanecer la condición criminal de ciertas castas industriales, empresarial y banqueras de Colombia, que se confabularon con extermininadores de la mafia para solventar sus crisis económicas, desviando capitales mafiosos hacia obras faraónicas, como la del Metro de Medellín y a pesar de ello, aparecen hoy impolutas, a sabiendas que sus alianzas carcomieron todas las estructuras del Estado y, que a golpe de sangre, fuego y chantajes en la Constituyente del 1991, confabularon para eludir las acciones judiciales, muchas de las cuales, apenas están por resolverse en los Tribunales Internacionales, como el extermino perpetuado a la UP, para solo citar una de tantos y los que a continuación como pruebas de ello relacionamos.

POR LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA REPARACIÓN.
Próxima entrega y continuación en Enero

Saturday, December 09, 2006

COARTADAS PEROGRULLAS PARA OCULTAR LA VERDAD

De Perogrullo resultan las coartada que los políticos del equipo de gobierno están exponiendo a las autoridades judiciales y a la opinión pública para justificar sus relaciones con los genocidas paramilitares, porque en el proceso judicial abierto por la Corte Suprema de Justicia contra los parapolíticos, el señor comisionado de Paz, LUIS CARLOS RESTREPO, está siendo el “de cuyos”

Para muestra, las declaraciones que a los medios de información dio, huyendo aún de la orden de búsqueda, el ex director del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), Jorge Noguera cuando afirma "que sí tuvo varios encuentros con líderes de ese movimiento armado siempre fueron con el visto bueno del alto comisionado de Paz, Luís Carlos Restrepo.” En iguales términos se ha defendido SERGIO ARAUJO, hermano de Maria Consuelo Araujo, canciller colombiana, que sin carácter, ni dignidad, ni ética, sigue olímpicamente impoluta ocupando el cargo, cuando toda su familia está vinculada hasta los tuétanos en esos malvados asuntos y de seguro que esa posición es el favor político que el Presidente le rindió a su política “casta conteña”.

Con anterioridad, otros Senadores afectos al Presidente e implicados de ser colaboradores con los paramilitares genocidas, señalaban con el dedo índice a LUIS CARLOS RESTREPO, como el legitimador de los encuentro entre políticos y genocidas, y si extendemos la cadena de unión, resulta obvio que las legitimaciones, o las relaciones entre genocidas y políticos fueron autorizadas por el Presidente de Colombia, lo cual es de una gravedad mayúscula y deslegitimaría su mandato.

Esa coartada, de achacarle al muerto todos los crímenes, o de cargarle al confeso todos los hechos imputados, es la más burda, elemental y sórdida justificación para intentar eludir la acción de la justicia, a menos, que estemos ante jueces vinculados a esa cadena y utilicen los argumentos como legítimos para sobreseer, absolver, archivar o congelar las sentencias condenatorias, lo que en Colombia es pan de estrados judiciales y nada novedoso.

La muerte y desparación de algunos implicados en este mal llamado proceso de paz con los paramilitares, Castaño, Cadena, Danielito, Upegui etc, resulta camino ya andado en la instrucción de anteriores y atroces crimines, los cuales, nunca tuvieron culpables vivos, porque el muerto se había cargo con todos los hechos y los vivos siguen hoy felices comiendo jamón Ibérico en los grandes y lujosos hoteles de España.

Ilustrísimo Sr. Presidente, Honorable Magistrados, H.H. Congresistas y Jueces, hemos de suponer que a vistas de los reiterados señalamientos que hacen al señor LUIS CARLOS RESTREPO, como legitimador y responsable de esas relaciones entre paramilitares genocidas y políticos, debe de inmediato El comparecer o ser llamado a responder en varias instancias:

En la pública, ante los medios de comunicación, para que responda a los ciudadanos y al mundo: ¿cuáles misiones encomendó a cada uno de los Congresistas implicados?. Si la delegación o desconcentración de sus funciones se dieron por escrito o verbal, si estaba facultado para ello por Presidencia. ¿Qué tipo de encargos cumplió cada uno de ellos? . ¿Cuáles fueron los informes que dieron, en qué fecha están radicados, quién los tiene o dónde están?... etc.

Ante el Poder Judicial, para que responda a esas preguntas y muchas otras, porque si son ciertas, extralimitándose en sus funciones públicas, orquestó y organizó esos vínculos entre genocidas paramilitares y políticos, convirtiendo las instituciones colombianas en órganos de criminalidad y sus hechos, constituyen varios delitos penales, que dependiendo de si estaban autorizados o no por Presidencia lo implicarían a usted directamente o al Presidente.


Ante el Congreso, porque con los diálogos entre políticos y paras genocidas, validados por el Comisionado de Paz, según lo han expuesto los imputados, están implicando de manera directa al mandatario ALVARO URIBE VELEZ, deslegitimando su mandato y en este sentido, deberá ser el Presidente el llamado a darle la cara a los tres Poderes, para aclararle al país si son ciertas o no, esas autorizaciones, e igualmente, que cara al mundo y a la ética, muestre los informes.

En opoXiXion, exigimos de parte del LUIS CARLOS RESTREPO la VERDAD.

Exhortación que se une a la que mantendremos solicitando que el ex-presidente de Colombia y ex-presidente de la OEA, órgano veedor de este proceso de impunidad, CESAR GAVIRIA TRUJILLO, responda en ese mismo contexto: ¿Cuáles fueron las negociaciones o, qué tipo de alianza hizo como jefe del Estado y de Gobierno, con el llamado Cartel de Cali y voceros de los Estados Unidos en la formación de los llamados “Pepes”, devenidos hoy en paramilitares?

Muchas respuestas El y otros exgenerales de ese entonces, nos aclararán el panorama de hoy e igualmente, el grado de vinculación de las Instituciones colombianas en el carrusel de la muerte que apenes vislumbramos con asombro. Por ello...opoXiXion
Demanda:
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN

Wednesday, December 06, 2006

EXPRESIDENTE CESAR GAVIRIA, DIGA LA VERDAD

Inexplicable resulta para todos los colombianos, que quienes figuran como los más aguerridos combatientes del narcotráfico, terminen manejando el negocio. Son numerables los casos conocidos, toda vez que no han sido pocos los que de policías o soldados han pasado a ser grandes capos de la droga. La lista de miembros del ejército impedidos para visitar los Estados Unidos, ya es diciente sobre el asunto.

En este sentido situación incomoda la que soporta un Ex Comandante, quien luego de ser condecorado por su encomiable labor al frente de la lucha contra el tráfico de droga, resultó implicado, según testimonios hechos públicos por uno de los policías, en el envió de más de 40 toneladas de cocaína que se decomisaron en México.


Desde Presidencia, salieron al paso de las acusaciones que hacía un agente cuando señalaba como capo de la droga, a un tal “zeta uno” y, este resulto ser, un ilustre ex=general de la Policía.

La televisión colombiana, dando cuenta de un importante evento militar donde figuraba también el Sr. Presidente, irónicamente hizo un primer plano del ilustre General y lo mostró con los ojos cubiertos, como en un mea-culpa, que hasta ahora nadie se ha dignado investigar y que el Presidente se limita en sus actos castrenses a llamados de profana ética, pidiéndoles que canten o digan la verdad.

Pero el tema de fondo no es, que miembros del Estados estén involucrados en tan delicados asuntos, el tema de fondo es, ¿quién está manejando los hilos gordos de tamaños desafueros?


Ya en otras opoXiXiones, advertíamos del cómo las guerras, por lo general, se han financiado entre otras, con el comercio ilícito de drogas o con la falsificación de monedas, y en Colombia parece estar ocurriendo igual, pues de otra manera resulta inexplicable la existencia de varios ejércitos, legales e ilegales combatiendo por varías décadas y aún con buenas municiones.

¿No será acaso, que el Estado Colombiano, de manera indirecta al igual que las guerrillas, ha encontrado el filón para hacer interminable una confrontación armada, de la cual la única perdedora es la clase trabajadora colombiana, porque los burócratas y funcionarios de la guerra, siguen devengando, mientras el pueblo muere en la miseria? O es que estamos prestándole indirectamente un flaco servicio a otros Estados, para que cubran los desajustes fiscales con la política de expandir conflictos por todo el mundo? Seguimos preguntándonos, en este contexto: ¿Cuál fue la negociación que hizo el entonces presidente de Colombia Cesar Gaviria, con el llamado Cartel de Cali y miembros de los Estados Unidos en la formación de los llamados “Pepes”, devenidos hoy en paramilitares?

Muchas respuestas El y otros exgenerales de ese entonces, nos aclararán el panorama de hoy e igualmente, el grado de vinculación de las Instituciones colombianas en el carrusel de la muerte que apenes vislumbramos con asombro. Por ello...opoXiXion
Demanda:
JUSTICIA, VERDAD Y REPARACIÓN

Saturday, November 25, 2006

DESPOLITIZAR o POLITIZAR, PELIGRO PARA QUIÉN?

Resulta obvio que quienes han sido electos por aquellos políticos que de uno u otro modo estuvieron y están vinculados en la formación, desarrollo y acciones de los Paramilitares, eviten la politización de las investigaciones que vinculan a Congresistas, Políticos, Industriales, y etc., con loa Paramilitares. En concreto, nos referimos al señor Procurador General EDGARDO MAYA, dice que “Sería muy grave que se politizara este proceso”

Señor Procurador, teme que a que el país se pregunte y por su intermedio a la Procuraduría y a sus antecesores done estaban para dar cumplimiento al mandato expreso que consagra el art. ARTICULO 277. que dice:

El Procurador General de la Nación, por sí o por medio de sus delegados y agentes, tendrá las siguientes funciones:
1. Vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los actos administrativos.
2. Proteger los derechos humanos y asegurar su efectividad, con el auxilio del Defensor del Pueblo.
3. Defender los intereses de la sociedad.
4. Defender los intereses colectivos, en especial el ambiente.
5. Velar por el ejercicio diligente y eficiente de las funciones administrativas.
6. Ejercer vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas, inclusive las de elección popular; ejercer preferentemente el poder disciplinario; adelantar las investigaciones correspondientes, e imponer las respectivas sanciones conforme a la ley.
7. Intervenir en los procesos y ante las autoridades judiciales o administrativas, cuando sea necesario en defensa del orden jurídico, del patrimonio público, o de los derechos y garantías fundamentales.
8. Rendir anualmente informe de su gestión al Congreso.
9. Exigir a los funcionarios públicos y a los particulares la información que considere necesaria.
10. Las demás que determine la ley.
Para el cumplimiento de sus funciones la Procuraduría tendrá atribuciones de policía judicial, y podrá interponer las acciones que considere necesarias.”
¿Cuántos expedientes disciplinarios y sanciones tiene ese órgano contra funcionarios públicos por la violación a los Derechos Humanos?
¿Cuántas veces advirtió al país sobre la existencia de esa olla de grillos?


Entendemos Señor Procurador, su esmero por hacer cumplir aquello: “que los empleados del Estado que se desempeñen en los órganos judicial, electoral, de control, y organismos de seguridad les está prohibido tomar parte en las actividades de los partidos y movimientos y en las controversias políticas.”. Sin embargo, su invocación y miedos a que se politice lo que debe precisamente ser materia de alta política, es decir, el debate social de la ETICA DEL ESTADO colombiano con respecto a lo que ha sido el valro de la vida y en este contexto, acallar el debate, temerle a la politización o, propender porque se silencien funcionarios, medios de comunicación, partidos y ciudadanía, no puede ser precisamente pregonado por el órgano defensor de los DERECHOS HUMANOS, toda vez que resulta vergonzante y anti ético, o acaso temen, como otros tantos, a ser salpicado por los hechos degradantes de la vida y en los cuales, tiene mucha responsabilidad ese Ente y en todos los niveles, por la omisión en materia tan fundamental para la convivencia de los seres humanos.

Señor Procurador, antes que temer a que se politice el debate o, se recuerden viejas frases exculpatorias como las de: “me suena …me suena…me suena…”, pronunciadas por un político de cuyo nombre no quiero acordarme ahora, canalice usted, con el poder que tiene en manos, el debate ético y político, cumpliendo así el deber que ese órgano corresponde y evite asi que el sonido ese, de me seuana..., sea de nuevo complice de la exculpación maliciosa de los politicos vinculados a tamaños escandalos.

Desde opoXiXion, demandamos a la PROCURADURÍA que se comprometa, como deber ser a lograr, VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN, no puede acallar el debate político en esta materia, debe promoverlos en todos los niveles .

Saturday, November 18, 2006

PRESIDENTE: CAMBIE DE BANCADA Y DE BANDO


Ilustrísimo Señor Presidente Dr. Álvaro Uribe Vélez.

Pedir la Verdad e investigar para encontrarla, son dos tareas bien distintas, dos exigencias diferentes, dos métodos de ver la vida y vivir, veamos:


Reclamarle a otro decir la verdad, hace parte de una dialéctica ética, casi moral. En este contexto, decir la verdad es un compromiso casi trascendente o trashúmanos. Si decir la verdad, sin esperar juicios, resulta harto complicado y difícil en ciertos actos, ritos, ejercicios o en las relaciones de pareja, demandarla a quienes están inmersos en la irracionalidad, o saben que soportarán un castigo, porque han degradado al máximo la estima por la vida, es pedir imposibles, a menos, que quien hable con la verdad, lo haga para inculpar a otro u otros y en estos casos, como prueba se exige requisitos.


Esperar que algunos Congresistas se auto inculpen diciendo la verdad sobre sus nexos con genocidas, es una quimera a menos que no pese sobre ellos la presión de la investigación.Suplicarle a políticos y congresistas, ah…! y periodistas, que digan la verdad de sus alianzan con los Paramilitares y genocidas o, que el Ex=Presidente Cesar Gaviria, dé la cara al país explicando la alianza que El promovió y pacto entre Instituciones con los Pepes=narcotraficantes o, reclamarle al Ex=presidente Zampar, que reconozca haber recibido del Cartel de Cali más de 8 mil millones de ... para la Campaña, deja de se ser una quimera para ser ingenuidad.


Igual de ridículo resulta demandarle a otros, congresistas, candidatos a alcaldías, políticos de veredas y ciudades, que digan públicamente que sus campañas están siendo subvencionados por la guerrilla, por terceros Estados, por partidos internacionales o, por multinacionales del petróleo o, por instituciones religiosas que toda la vida han impedido la paz y la reconciliación de los colombianos.Estas demandas de conducta unilaterales, dichas por funcionarios ya no solo es una quimera, una burda ingenuidad sino un mecanismos para encubrirlos, porque ninguno de ellos con el soplo de su boca, va a apagar la luz que le ilumina en su carrera de poder.


Suena a petición moral y desde este punto de vista, clama, implora, o “ara en el desierto” el Presidente de Colombia, por cuanto de años, ha debido la Justicia haber resuelto los asuntos más atroces y en este sentido, debió la Presidencia, en el acto de los 120 años del la C.S.D.J., pedirle a los H.H. Magistrados de ese Ilustre Órgano , explicaciones sobre sus omisiones en el pasado inmediato y exigirles de manera directa y extensiva a los instructores, investigadores y jueces en general, que dicten pronto las Sentencias y a fondo, sobre la verdad de las verdades, es decir, que asumen el compromiso que por años han olvidado.


Por ello, no se crea señor Presidente que el llamado o, sus predicas para el ejercicios de buenas conductas éticas por parte de sus séquitos, van a tener eco en sus Congresistas vinculados con los genocidios, a menos, que sus palabras estén dirigidas a los propios genocidas y a los ya extraditados, pidiéndoles que prenden el ventilador, en cuyo caso, tendrá previamente que pedirle la correspondiente venia al gobierno de EEUU, implicado de manera directa en ese carrusel de muertes.Señor Presidente; saber y conocer la verdad de los horrendo hechos que han degradado la vida en Colombia durante las últimas décadas, es una tarea de todos, pero, en opoXiXión, recordamos que en Colombia para conocer LA VERDAD. LA VERDAD VERDADERA, y no la que algunos compran con artimañas, falsos testimonios, amenazas, recursos legales y negociaciones de penas con la DEA, solo es posible si se crea
UNA COMISION INDEPENDIENTE DE INVESTIGADORES, AUPADA INTERNACIONALMENTE por PAISES DEFENSORES DE LA HUMANIDAD.


Una comisión que de veras vaya a fondo y que entre otras, sepa diferenciar entre, el narcotráfico como negocio que involucra a todos los gobiernos de Colombia y de buena parte del Mundos, con los CRIMINES, GENOCIDAS, MAGNICIDAS, que se han efectuado, utilizando los miles de millones de dólares producidos por esa actividad ilicita.


Señor Presidente, su labor no puede ni debe limitarse a pedirle a sus amigos, contradictores o conocidos, que digan la verdad sobre las vinculaciones con GENOCIDIOS. Como JEFE DE GOBIERNO Y DE ESTADO, a Usted le corresponde poner el aparato Administrativo y de Estado para que ella aflore, aportando para ello, todos los medios y recursos que tiene a su disposición, incluyendo, los FONDOS DE RESERVA, que al parecer, solo han servido para pagar positivos.


Hoy publicamos en
opoXiXion, la que consideramos una importante interpretación de su mandato y, por cuanto a ellas nos remitiremos en posteriores escritos, queremos tenerla de cita obligada, en concreto, sobre, “seguridad democrática y Seguridad Nacional” , “ Regreso o retorno de Exilados”, vaya mentira, “seguridad jurídica”, “competencias judiciales” , “los valiosos derechos de la Constitución del 91”, “paz y seguridad democrática”.


Ilustrísimo Señor Presidente, con todo el respeto que nos merece, cordialmente le sugerimos que cambie de aliados o, de Bancada, porque, quienes le apoyaron en la reelección, mucho tememos que no estén interesada en saber nada de verdad, justicia y reparación, a menos, que la fuerza de la Ley y la Justicia os demande.


Si Su Señoría, cambia de bando y asume la OPOSICIÓN AL SISTEMA, A ESAS INSTITUCIONES CORRUPTAS QUE DÉBILMENTE LOS SOSTIENEN y se compromete como sea por: UNA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL, LA DEMOCRACIA, LA REDISTRIBUCION DEL INGRESO EN BENEFICIO DE LOS MAS POBRES, LA JUSTICIA, VERDAD Y REPARACIÓN, le daremos nuestro apoyo irrestricto, pero, como en el fondo, la negativa a esos deberes de Estado han sido la madre de tantas muertes y por ello, sus palabras van dirigidas a unos buenos escribanos que las retoma, porque efectos prácticos no veremos en su mandato: aquí están.
Att.
opoXiXion


TEXTO DE LA INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE.
Bogotá, 17 nov. (SNE).- El siguiente es el discurso pronunciado por el presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, durante la conmemoración de los 120 años de la Corte Suprema de Justicia:

“Acudo hoy a rendirle un homenaje a la institucionalidad colombiana, a la justicia, en cabeza de la Honorable Corte Suprema de Justicia que ha adquirido la mayor credibilidad nacional, en un proceso largo y sólido, ya añejo para bien de la República, de contribución a la profundización del Estado de Derecho, del Estado de Leyes.
La larga tradición colombiana de fomento, de práctica, de perfeccionamiento del Estado de Derecho está, en muy buena parte, atada a la solidez de la Corte Suprema de Justicia.
Con su práctica, nos ha facilitado aprender la enseñanza básica del Estado de Derecho, el estado en el cual el gobernante, por encima de cualquier otro, se tiene que someter de manera más rigurosa a la ley heterónoma, externa a él, no producto de su capricho, sino del procedimiento legislativo riguroso, controlado, originado en el debate popular.
Al rendir este homenaje a la Corte Suprema de Justicia, quiero agradecer inmensamente la presencia de los Presidentes de las diferentes Cortes, de los diferentes Tribunales Internacionales. Honran a Colombia, honran a nuestra justicia.
Llegan ustedes al país en un momento institucional muy importante, de prueba de instituciones.
Permítanme decir que he venido sosteniendo la tesis que a nuestra América Latina no se le puede seguir dividiendo con los polarizantes criterios de izquierda o de derecha que quedaron en el pasado. Hay que mirar es, cómo avanza cada país en grados de democracia y para ello es fundamental la justicia que representa nuestra Corte Suprema de Justicia y que ustedes encarnan en las instituciones que esa justicia representa en cada uno de sus países.
Nosotros estamos defendiendo la tesis de que en esta época en la cual las dictaduras quedaron atrás, donde lo que tenemos que hacer es mejorar las democracias, hay cinco elementos que las configuran: la seguridad con alcance democrático —que solamente es perdurable, sólida y creíble en la medida que haya una justicia eficaz, imparcial, transparente-, el goce de las libertades públicas, la construcción de cohesión social, la transparencia y el respeto a la independencia de las diferentes instituciones que conforman el Estado. Los viejos conceptos de izquierda o de derecha han quedado sometidos a lo que tiene que ser una democracia moderna.
La seguridad fue muchas veces rechazada por quienes eran voceros de las izquierdas, pero finalmente han tenido que reivindicarla porque es la única manera como ha sido posible que desarrollen su proyecto político, tal cual como se demuestra en Colombia.
Lo que ha evolucionado muy favorablemente y que aquí en Colombia lo hemos entendido y practicado, es que la seguridad no puede ser un concepto de la derecha para excluir, eliminar el disenso, maltratar la controversia. Tiene que ser un valor democrático para el pluralismo.
La derecha reclamaba libertades para sí y las negaba para la oposición.
La izquierda denostaba de las libertades, les daba un tratamiento peyorativo, señalándolas simplemente como unas libertades formales que realizaban la tarea de reproducir las condiciones de inequidad y de explotación.
Hoy todo el mundo las requiere, sin esas libertades, ningún proyecto político puede avanzar y esas libertades están totalmente sustentadas en la Seguridad Democrática y en ese elemento tan importante de la Seguridad Democrática que es la justicia.
La relación entre seguridad y cohesión social ya se entiende que es totalmente convergente, que no son categorías excluyentes. La seguridad es una fuente de recursos sin la cual no se puede construir la cohesión social. Y la cohesión social es un imperativo sin el cual la seguridad no se hace sostenible.
Las instituciones independientes son una garantía del perdurable funcionamiento del Estado de Derecho. Y la transparencia se constituye en la garantía de credibilidad. Tan importante como el sometimiento del funcionario, del gobernante, a la ley y que constituyen los dos principios esenciales, diferenciales por excelencia, del Estado de Derecho.
Esa credibilidad en la transparencia es lo que permite que haya una opinión pública participativa y legitimadora de las instituciones y ese grado de participación de opinión pública, de la mano del sometimiento del gobernante a la ley, configuran los principios fundamentales del Estado de Derecho.
Y la protección de ese Estado de Leyes, durante todas estas décadas, ha reposado fundamentalmente en la Corte Suprema de Justicia, a la cual el país entero y la comunidad democrática internacional, le rinde merecido homenaje en esta semana.
Permítanme, honorables magistrados —y muy especialmente pido la licencia de los visitantes internacionales- para referir esta mañana a tres temas de importancia en la vida del país en este momento: el tema de la reglamentación de la acción de tutela, el tema del proyecto de la ley de penas y el tema de la investigación y juzgamiento por parte de la Corte Suprema de Justicia a congresistas vinculados a grupos paramilitares.
LA TUTELA
La Constitución del 91 —con aciertos y desaciertos- entre los aciertos más notables está la acción de tutela. Logró en este país que la ciudadanía empezara a percibir la Constitución como algo material, tangible, asible, inmanente, no trascendente; como algo cercano al pueblo, a cada ser humano, a la vida cotidiana. Y eso ha ganado mucha legitimidad para el Estado de Derecho en Colombia.
¿Cuál ha sido nuestra posición sobre la materia? Cuando empezaba el Gobierno en 2002, el entonces ministro (del Interior y Justicia) Fernando Londoño Hoyos presentó un proyecto —que yo como Presidente de la República apoyé- con varios puntos de reforma a la justicia, uno de los cuales era el artículo de que en el órgano de cierre de cada jurisdicción, se surtiera un proceso especial que reemplazara la competencia atribuida a la Corte Constitucional, para ser finalmente, el órgano que conoce de tutelas sobre sentencias de las diferentes Cortes.
Ese proyecto no tuvo éxito. Creo que posibilitó que una discusión nacional que se surtía en voz baja, se expresara ampliamente y eso es bueno. No hay nada mejor que lograr que los rumores se extroviertan. No hay nada peor que mantener debates solamente a nivel de rumores. No hay nada mejor para la asepsia democrática que abrir los debates sobre todos los temas.
Esa iniciativa del ex ministro Fernando Londoño, permitió que ese debate aflorara y permitió que quienes habían estimulado esa tesis en el rumor, en la tertulia, tuvieran que confrontarla de cara a la opinión. Y empezamos a advertir una sensata reacción popular contra esa propuesta, que el Gobierno tiene que oír, el Gobierno democrático.
Después, el Gobierno buscó acuerdos entre las diferentes Cortes. Búsqueda infructuosa, no se lograron. Se intentó presentar un nuevo proyecto de reforma constitucional, no fue posible. Particularmente, me comprometí en público, en privado, a que haríamos todos los esfuerzos para buscar el mayor nivel de consenso entre las diferentes Cortes para definir la competencia de conocimiento de las acciones de tutela contra sentencias de los órganos de cierre. Hicimos todos los esfuerzos, infructuosos.
Entró en consideración, en mi persona como Presidente de la República, este elemento: estemos o no de acuerdo con ellos, la Constitución del 91 vigente en Colombia, le atribuyó a la Corte Constitucional la competencia de órgano de cierre de la jurisdicción de protección de la Constitución.
Algunos pensamos —y me pronuncié públicamente en la época- que el control constitucional que durante décadas había ejercido la Corte Suprema de Justicia, había sido correcto, adecuado, sólido. Pero todas esas discrepancias quedan anuladas en el momento que aparece un nuevo órgano consagrado por la Constitución: la Corte Constitucional. Y a ese órgano se le atribuye la misión superior de guarda de la Constitución.
Cuando uno mira la tesis de que se debe respetar el órgano de cierre de cada jurisdicción, también tiene que reconocer que el órgano de cierre en materias constitucionales es la Corte Constitucional. Y eso es muy importante tenerlo en cuenta para la tesis de la reglamentación que no del despojo de la competencia a la Corte Constitucional. Es el órgano de cierre de materias constitucionales en el ordenamiento jurídico colombiano.
Yo he preferido asignarle toda la importancia a la búsqueda de consenso, pero cuando avanza lo que ha sido la disputa de jurisdicciones, el Presidente de la República tiene que cumplir la misión de Jefe de Estado y proponer iniciativas que, sin afectar la independencia de las ramas del poder, puedan superar esas querellas. Querellas dañinas para la armonía que debe primar dentro de la independencia.
Por eso, fracasados los intentos de encontrar el mayor consenso sobre la materia entre las diferentes Cortes. Por eso, profundizadas las querellas, angustiado el país por el choque de jurisdicciones, tomé la decisión de impulsar una reglamentación, que sin despojar a la Corte Constitucional del conocimiento de la competencia de conocer tutelas sobre sentencias de las otras Cortes, sometiera ese conocimiento a reglas que, a la Nación y a todas las instituciones, dieran mayor tranquilidad.
Así lo dije, en la campaña presidencial que terminó el 28 de mayo, públicamente. Posteriormente, el 5 de julio fuimos invitados a celebrar los 15 años de la promulgación de la Constitución del 91 —se cumplieron un día festivo 4 de julio- y acudimos a un foro a celebrar esos tres lustros del 5 de julio. Allí repetí la necesidad de incorporar la reglamentación.
Antes de asumir la Presidencia de la República, visité todas las Cortes en compañía del entonces ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt y recuerdo que, cuando expresé esta tesis, con respeto pero con franqueza, en el hemiciclo de la Corte Suprema de Justicia, hubo mucha reacción en contra que la recibí respetuosamente. Un debate sano. Los debates con argumentos, con total respeto personal, ayudan inmensamente en el diario proceso de construcción democrático.
El 20 de julio, al anunciar la agenda legislativa en el momento en que instalábamos el nuevo Congreso, también me referí a la necesidad de reglamentar el ejercicio, por parte de la Corte Constitucional, de su competencia —de la cual no debe ser despojada- de conocer de acciones de tutela contra sentencias de las otras Cortes. Y en congruencia con todo ello, el Gobierno presentó el proyecto de acto legislativo a consideración del honorable Congreso.
Quiero insistir en ello y lo hago con todo el respeto y con toda la admiración por la Corte Suprema de Justicia e insistir aquí, donde tiene que ser, de cara a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Creo que no le queda bien al país que sigamos con la incertidumbre de la pugna de jurisdicciones. Creo que el consenso sobre la reglamentación se puede lograr. Pienso que para evitar distorsiones jurisprudenciales sobre ese consenso, en aras de la seguridad jurídica, es mejor que esa reglamentación quede en el nivel constitucional, que en el nivel de ley estatutaria.
Y, en favor de esa reglamentación, independientemente de que hubiéramos estado de acuerdo o no, con las definiciones de la Constitución del 91, reconociendo objetivamente el derecho institucional vigente hoy en nuestra Patria, invoco estos tres argumentos: primero, la Corte Constitucional es el órgano de cierre en materia constitucional. Segundo, los derechos fundamentales —que son los llamados a ser protegidos mediante la acción de tutela- están en el nivel constitucional. Derechos sociales que han sido también tutelados, se han tutelado no por tutelar en sí el derecho social, sino por su relación con el derecho fundamental. Y esa materia es tan delicada, que no admite dispersión jurisprudencial.
Y ahí llegamos al tercer argumento, para tener unificación jurisprudencial, que le da más certeza, más seguridad jurídica al país a futuro, que despojar a la Corte Constitucional de esta competencia, es mejor tener unificada esa competencia en cabeza de una sola Corte, de la Corte Constitucional.
Cuando algunos compatriotas se acercan a mi me dicen que ellos se oponen a algunos fallos de la Corte Constitucional, que esos fallos han creado inseguridad jurídica en Colombia, que por eso hay que despojar a la Corte Constitucional de la competencia para conocer de las acciones de tutela contra las sentencias de las otras Cortes, les he dicho: es menos difícil lograr seguridad jurídica a través de la jurisprudencia cuando una sola Corte es la competente sobre la materia, es la que le tiene que responder a la opinión pública sobre la materia, que cuando esa responsabilidad se dispersa entre las diferentes Cortes.
Finalmente, lo que garantiza la certeza jurídica es la legitimidad de opinión a los fallos de las Cortes. Eso es lo normal en el Estado de Derecho. Y esa legitimidad de opinión necesita saber a quién hace responsable. La asignación de responsabilidad política es una institución esencial del moderno Estado de Leyes.
Cuando se dispersan las competencias, como se ha propuesto con la tesis de que cada órgano de cierre conozca de un recurso equivalente al de la acción de tutela, en lo que tiene que ver con su jurisdicción, al dispersar esas competencias, se le dificulta a la ciudadanía asignar responsabilidades. Al contrario, al unificar esa competencia bien reglamentada, se le facilita a la ciudadanía asignar responsabilidad. Y esa asignación de responsabilidad es lo que finalmente llama la atención de la Corte competente para no repetir errores, para darle al país total estabilidad jurídica y económica.
Sé que esta tesis es controversial pero prefiero, honorables Magistrados cumplir el deber de decirlo acá, con todo el respeto personal y no incurrir en la práctica que da mal ejemplo de salvar en frente de los interlocutores, las reglas de cortesía y después proceder, en ausencia de los interlocutores, a ventilar los desacuerdos.
Los invito a unas reflexiones sobre esta materia, con todo el respeto que profeso por la Corte Suprema de Justicia, los invito a buscar el acuerdo sobre el contenido de la materia reglamentaria para que la Corte Constitucional continúe ejerciendo el conocimiento de las acciones de tutela sobre sentencias de los órganos de cierre, de las diferentes jurisdicciones.
LEY DE PENAS
Permítanme referir a un segundo tema, el tema de la ley de penas propuesta por el Gobierno Nacional al Congreso de la República.
Para nosotros la justicia es una pieza fundamental de la Seguridad Democrática. He dicho que la acción militar y policiva es el gran factor que tiene que producir un quebrantamiento a las mafias de crimen, con lo cual se facilita la sostenibilidad de la política de Seguridad Democrática, que a la postre reposa en la acción de la justicia.
El país ha dado importantes pasos: la reforma constitucional que introduce el régimen acusatorio, el paso de incorporar la oralidad en el proceso, la actualización de los códigos. Pero, en el diario trabajo de la Seguridad Democrática en Colombia, encontramos que el exceso de excarcelación está distorsionando la finalidad del sistema acusatorio, la finalidad garantista y está perturbando el avance de la seguridad.
Por eso, muy respetuosamente urgimos al Congreso de la República a aprobar esta ley. Creo que no podemos permitir que, por una distorsión de la tarea garantista de los jueces, que por exceso de dignidad en penas de ciertos tipos delictivos, se de cómo resultado un exceso de excarcelación, que afecta el avance de la seguridad y le crea a los colombianos la noción tergiversada de que ha fracasado el sistema acusatorio.
El problema no es de la esencia del sistema acusatorio. Una cosa es un sistema acusatorio que tiene que ser garantista, expedito y eficaz y otra cosa es un sistema acusatorio que por el conjunto normativo que lo rodee, se convierta en un sistema permisivo, con una gran permisividad en la excarcelación.
Por eso, pido esta reflexión a la justicia de mi Patria, al Ministerio Público —el Procurador (Edgardo Maya) aquí presente-, al Congreso. Hemos visto un crecimiento preocupante de muchos tipos delictivos y sentimos una Fuerza Pública bastante abatida porque ve ineficaz su tarea y la gran preocupación se llama: el exceso de excarcelación.
El sistema acusatorio, con la oralidad, nos está mostrando una justicia más expedita. Nadie discute la noble tarea de los jueces de garantías. “Hoy por ti mañana por mi”. Ese es un recurso presente para unos y latentes para otros, lo requiere toda la comunidad. Pero cuando la acción garantista se convierte en una acción en contra de la justicia, entonces se pierde la finalidad tercera del sistema acusatorio, que es la eficacia. No olvidemos que en su estructura, no solamente están las competencias de los jueces de garantías, también la reforma de las competencias en la relación fiscales y jueces.
Se criticaba mucho que cuando el fiscal investigaba y decidía, dejaba de investigar cuando tenía que producir una decisión y que eso afectaba la eficacia de la justicia. Se dijo que había que corregirlo, asignando la competencia decisoria en todas las fases investigativas sobre juzgamiento al juez, para que en aras de la eficacia, el fiscal se dedicase exclusivamente a la investigación del hecho, al recaudo de las pruebas, a formular y a sustentar la acusación. Esa eficacia se pierde, cuando el marco normativo que vincula al juez de garantías, lo obliga a hacer indulgente y a conceder, en exceso, el recurso de la excarcelación.
En aras de la seguridad, honorables Presidentes de las Cortes Internacionales, la nuestra es una Seguridad Democrática consistente en el discurso, congruente entre el discurso y la práctica. La Seguridad Democrática necesita este correctivo. Y creo que es mejor introducir este correctivo a tiempo, que permitir que llegase a deteriorarse el concepto popular sobre el sistema acusatorio.
INVESTIGACIONES CONTRA CONGRESISTAS
El punto tercero al cual me quiero referir, es el relativo a las investigaciones que adelanta la Corte Suprema de Justicia sobre congresistas vinculados presuntamente a organizaciones criminales.
Para el Gobierno de la Seguridad Democrática, para el Presidente que la ha liderado, que ha luchado por esa Seguridad Democrática sin desmayo, que ha contribuido a crear una atmósfera de opinión favorable a la Seguridad Democrática, lo primero y fundamental es venir a decir aquí que reiteramos todo el apoyo a la justicia.
Necesitamos una Patria sin guerrilla y sin paramilitares, con transparencia en el ejercicio de la actividad pública, sin corrupción. Una Patria donde prevalezcan las instituciones democráticas.
Vengo a decir eso, sin mayores adjetivos, con total convicción, como con total convección hemos procedido en todas las etapas de estos cuatro largos años, para defender nuestra propuesta de Seguridad Democrática.
Si hay sujetos que tienen que dar ejemplo en el Estado de Leyes, son quienes tienen el privilegio y los deberes del ejercicio de tareas públicas, bien en el ejecutivo o en el Congreso.
Y si hay que proceder con severidad frente a quienes quebrantan las leyes, es cuando se dan los casos de que esas leyes son quebrantadas por figuras de liderzazo público, bien en el Ejecutivo o que estén actuando en el Legislativo.
¿Qué es la Seguridad Democrática —distinguidos Presidentes de las Cortes Supremas de Justicia que nos visitan-? Es seguridad para todos.
Adoptamos esa tesis y la concebimos para establecer en nuestro país la diferencia entre un concepto, el nuestro de Seguridad Democrática y la doctrina de la Seguridad Nacional que recorrió el Continente.
En nombre de la doctrina de la Seguridad Nacional se sustentaron dictaduras, se cercenaron libertades, se eliminó el pluralismo, se conculcaron los derechos de crítica de oposición.
La nuestra es Democrática, la nuestra es para todos los colombianos. Y creo que los episodios que ha vivido el país, como las elecciones de Congreso, de Presidente de la República de este año, empiezan a demostrar —en virtud de los hechos- el alcance ilimitadamente democrático de nuestro concepto de seguridad, que nos releva de profundizar en la teoría.
Dijo la comunidad internacional que Colombia había tenido este año las elecciones más pacíficas en décadas, no obstante que eran las más amenazadas. Voceros de la oposición y amigos del Gobierno, fueron rodeados plenamente por las instituciones del Estado, el Presidente de la República se preocupó más de las garantías efectivas —sobre todo en materia de seguridad- a los voceros de la oposición, que de la propia seguridad de los amigos del Gobierno o del Presidente de la República.
La manera como transcurrió ese debate, primero para elegir el Congreso y después para elegir al Presidente de la República, honra nuestro concepto democrático de seguridad.
El único que se podría quejar y no lo hizo, es el Presidente, porque mientras la oposición tuvo garantías en todas partes, la falta de avances en nuestra política de Seguridad llevó a que en algunos departamentos las guerrillas amenazaran a los potenciales electores amigos de la reelección del Presidente.
Podemos hoy mirar a los ojos a todos los compatriotas y a la comunidad internacional, por la manera como hemos sido congruentes en la práctica con nuestro postulado teórico de Seguridad Democrática. Seguridad para los voceros de la oposición, para los amigos del Gobierno, para los líderes sindicales, para los periodistas, para los empresarios, para los agricultores.
Hemos logrado unos avances importantes a pesar de lo que falta es más.
Hace cuatro años, Colombia tenía 68 asesinatos por cada 100 mil habitantes, el año pasado 39. Este año se presenta una nueva disminución entre el 7 y el 8, pero falta mucho.
No quiero fatigarlos con todas las cifras, hay que mirar la disminución en el secuestro, la disminución en el asesinato de líderes sindicales. Un país que conoció años en los cuales se asesinaban a 168 líderes sindicales, todavía no puede cantar victoria porque todavía se asesinan 13, pero la tendencia es buena y mejor que la tendencia, es nuestra determinación de luchar para que Colombia pueda decir que aquí no se asesina un solo líder sindical. Una prensa amordazada no por el Estado sino por el terrorismo y la falta de decisión del Estado para combatir al terrorismo, es hoy una prensa más libre. En unas regiones tenía que estar censurada por la guerrilla para poder sobrevivir y en otras regiones tenían que someterse a la censura del paramilitarismo para poder sobrevivir.
Hoy, gracias a nuestra Seguridad Democrática, esa prensa es más libre, esa prensa se ha sacudido la censura, esa prensa denuncia tranquilamente.
Paradójicamente, muchos de mis críticos vivían en el extranjero y gracias a la Seguridad Democrática han regresado al país, pero no a ser condescendientes conmigo, sino a ejercer la actividad crítica con más dureza contra mi, pero ya sin tener que vivir refugiados en el extranjero.
¡Qué paradojas! El Presidente a quienes ellos señalaban como un peligro, como aliado del paramilitarismo, como fascista, como conculcador de la democracia, es el Presidente que ha creado las condiciones para que puedan regresar al país.
Esta Nación tienen 1.098 alcaldes, elegidos democráticamente, por voto popular directo. Hace cuatro años, 400 de ellos no podían ejercer en sus municipios, desterrados por la guerrilla o por el paramilitarismo, hoy todos ejercen en sus municipios. Han sido rodeados por la Seguridad Democrática, independientemente del origen político de su elección. No importa que hayan sido elegidos por partidos contrarios al Gobierno, al Presidente de la República o por partidos afectos a nuestras tesis.
Es bien importante recordar todo esto para poner el problema actual en el contexto de un proceso de recuperación institucional de Colombia.
La Nación era una Nación en la cual el poder del Estado, en la mayoría de sus regiones, empezaba a ser un poder formal más no eficaz. El poder real, el poder de la eficacia, se lo distribuían guerrilleros y paramilitares, ambos apoyados por el narcotráfico y las instituciones de la democracia ya no se atrevían a denunciar con la beligerancia con que hoy denuncian.
Hemos logrado algo muy importante: ese estado que encontramos y que todavía no se ha resuelto plenamente, no se dio súbitamente de la noche a la mañana, fue el resultado de un proceso largo en el país, con muchas causas. Una de ellas: a varias generaciones de colombianos, incluida la mía, se le formó en el equivocado criterio de que la seguridad era una postura fascista. En el equivocado criterio de que para practicar la civilidad, había que ser indiferente frente a la Fuerza Pública y mantenerse en coqueteo con los grupos alzados en armas. En el equivocado criterio de justificar todo crimen, de asignarle a todo crimen una causa social eficiente, de calificar como famélico todo crimen.
Y esa equivocada formación llevó a que aquí no se le prestara atención a la seguridad. La gente en las regiones sufría, décadas de guerrillas y no acudían los gobiernos a respaldarlos, a apoyar a la ciudadanía. La Fuerza Pública vivía desmotivada.
Muchos episodios de desmotivación de la Fuerza Pública. Habrá que hacer historia: en los años 70’s el Ejército tenía rodeado al ELN, el Gobierno de entonces dio la orden de levantar ese círculo militar al ELN, so pretexto de que ya iban a negociar y apenas hoy, en el Gobierno de la Seguridad Democrática, se perfilan posibilidades de negociación.
Este país no ha tenido Fuerza Pública golpista, pero sí Fuerza Pública desmotivada y la desmotivación en la Fuerza Pública se convierte en causa de ineficacia y también en causa de violación de derechos humanos.
La Fuerza Pública más eficaz, la más transparente, es la más apoyada por el gobierno civil y por la opinión pública y en esa tarea estamos.
Esas regiones abandonadas, en medio del desespero vieron que al crecimiento guerrillero le iban llegando el crecimiento del narcotráfico. Los universitarios de los 70’s, veíamos en la guerrilla y en el narcotráfico antípodas, hoy con una mixtura. Y posteriormente llegó la otra plaga: el paramilitarismo. Y todos aprendieron a proveerse de recursos a través del narcotráfico y de la corrupción administrativa y lo que se conocía en la tertulia, apenas hoy se empieza a destapar ante el país gracias a que este profeso de Seguridad Democrática ha venido debilitando a las organizaciones criminales y creando condiciones para que impere la justicia en nuestra Patria.
Nos falta mucho en resultados, pero tenemos unos resultados muy importantes.
Un resultado: haber modificado esa conciencia colombiana. Hoy las grandes mayorías colombianas entienden que la Seguridad Democrática es un valor democrático y una fuente de recursos. Ese es un intangible muy importante.
El otro: lograr que la ciudadanía, en lugar de dejarse condicionar por paramilitares o por guerrilleros o de someterse al narcotráfico, entienda que tienen que trabajar a toda hora con la administración de justicia. Por eso hay hoy menos denuncia temeraria, más denuncia eficaz que en el pasado y que tiene que cooperar con la Fuerza Pública.
Esos son valores que hemos ganado y que en los momentos de dificultad no podemos permitir que retrocedan.
Asumí la Gobernación de Antioquia el 2 de enero de 1995, hacía poco se había dado un cambio de administración presidencial en Colombia, la realidad que encontramos allá —y no se había creado el día anterior, producto de muchos años como en todo el país-: una tierra disputada entre guerrilla y paramilitares, donde no imperaba la guerrilla avanzaban los paramilitares. Todos, todos, financiándose con el narcotráfico.
Y cuando llamo la atención de mis compatriotas —y vengo a reiterarle todo el apoyo a la administración de justicia, para que derrotemos la corrupción administrativa-, es que en medio de tantas dificultades, en esos tres años de Gobernación, no hay un acto indelicado, no hay un acto de indignidad, no hay un acto de corrupción.
Los hechos dan en la vida pública autoridad o la quitan. Nuestra vida pública da autoridad para decir dos cosas: primero, que reconozcan los culpables —que están vivos y muchos de los cuales hoy son críticos de primera línea-, cómo con sus descuidos, con la falta de eficaz cumplimiento del deber, llevaron este país a que aquí primara la guerrilla y el paramilitarismo y el narcotráfico y se desvanecieran las instituciones. Y segundo, la circunstancia de haber procedido honradamente, seguramente con errores pero con total buena fe y transparencia, como hemos procedido en estos años en la Presidencia, la invoco como razón de autoridad moral para que haya toda dureza en la justicia para desmontar los factores de corrupción que siguen financiando al crimen en Colombia.
Por supuesto, emprendimos la Seguridad Democrática y hay procesos de paz.
La Seguridad Democrática es un camino hacia la reconciliación. Lo que nos ha probado la historia reciente de Colombia, es que la reconciliación no surge de actitudes vacilantes y de apaciguamiento en los gobiernos, sino de firmeza para que prevalezcan las instituciones, de firmeza para que impere la ley.
Este proceso de paz con los grupos paramilitares tiene unos antecedentes.
Primero, a través de la Iglesia Católica se traían conversaciones con ellos, el Gobierno que presido dijo que continuaría esas conversaciones si se comprometían a un cese de hostilidades. El mediador fue la Iglesia Católica. El proceso se ha adelantado abiertamente, el país lo ha podido analizar y criticar en todo momento, gracias a que aquí no ha habido nada clandestino.
Pero eso ha tenido una causa eficiente. Lo que tenemos hoy tiene una causa eficiente. Cuando nosotros llegamos no había un solo líder del paramilitarismo en la cárcel, de 68 líderes conocidos, hay 65 hoy en la cárcel, 3 fugados y nuestra decisión es que las autoridades militares y de policía los persigan con toda la determinación, hasta traerlos a la cárcel.
Cuando nosotros llegamos había crítica en voz baja porque avanzaba el paramilitarismo, pero no crítica abierta. Gracias a la Seguridad Democrática, en el Gobierno que más crítica abierta ha habido contra el paramilitarismo, es en el Gobierno que ha perseguido al paramilitarismo. Es que antes no los perseguían, antes no los criticaban públicamente porque les temían y gracias a los avances del Gobierno para desmontar el paramilitarismo, ahora el país les ha perdido el temor y por eso critica el fenómeno y está bien que así sea.
El país no conocía que se diera de baja a paramilitares. En el Gobierno que presido —y este es un país abierto al escrutinio riguroso de la opinión internacional, ustedes lo pueden corroborar Presidentes de las Cortes Internacionales con nuestra administración de justicia- han sido dados de baja por la Fuerza Pública más de 1.500 paramilitares, han sido aprehendidos por la Fuerza Pública alrededor de 12 mil.
¿Qué reflexión tuvieron que hacer ellos? Que no les quedaba más camino que avanzar en un proceso de paz o someterse a la derrota por parte de las Fuerzas del Estado.
Y hemos hecho ese proceso de paz. Ese proceso de paz tiene hoy unos resultados si ustedes miran las cifras de criminalidad en las regiones donde actuaban, se han reducido sustancialmente.
Lo bueno y lo malo: 65 de esos líderes están en la cárcel, 3 fugados que hay que perseguirlos, 30 mil —aproximadamente- de todos ellos se han desmovilizado. Es que en este país hace 4 años encontramos alrededor de 60 mil integrantes de organizaciones terroristas.
Y algunos críticos dicen: ‘¿de dónde se han desmovilizado 30 mil si eran 14 mil paramilitares?’ Hay que recordar esto: cuando el Alto Comisionado de paz por primera vez se reunió con ellos, Carlos Castaño le dijo: ‘ustedes están equivocados, solamente la agrupación que dirige Carlos Castaño tiene 14 mil y sumen la del Magdalena Medio y sumen la del Perijá y sumen las del centro y sur del país’.
Hay 30 mil desmovilizados, en un proceso de reinserción exigente, costoso, que no puede fracasar. Han reincidido en el crimen más o menos 600. Como cifra relativa, 600 contra 30 mil es un porcentaje pequeño, pero como cifra absoluta es un número muy peligroso. Ahora aparecen unas formas de crimen, bandas emergentes, que integran desmovilizados que reinciden, que integran a la Farc, que integran al narcotráfico, la decisión del Gobierno es perseguirlos con toda la determinación.
Y hagamos algunas comparaciones. En este proceso, por primera vez, Colombia ha visto desmovilizar gran cantidad de guerrilla. Los procesos del pasado con el M — 19, el EPL y otros grupos, desmovilizaron 3.500, 4 mil guerrilleros. Hoy llevamos más de 8 mil guerrilleros desmovilizados. ¡Eso es bien importante!
Cuando se desmovilizó el M — 19, se desmovilizaron más o menos 900 personas, entregaron 270 armas. Los 40 mil desmovilizados de ahora, han entregado alrededor de 18 mil armas.
Todos estos procesos son difíciles, dejan problemas, pero aquí hay unos resultados que demuestran la verticalidad y la buena fe, como hemos practicado la política de Seguridad Democrática y como hemos avanzado en ese proceso de reconciliación.
Nuestra Ley de Justicia y Paz es la primera en exigir justicia y reparación. Antes, todo lo que se hacia en un proceso de paz en Colombia era perdonar, ahora juegan un papel importantísimo la verdad, la justicia y reparación. Y eso sí que es importante para estos días y hacia adelante.
Encontramos temas como este: hoy está en la cárcel, en Medellín, un señor de los paramilitares de apellido Murillo Bejarano, se conoce con el alias “Don Berna”. Pues bien, ¿de dónde surgió de este señor como personaje? Era integrante, al decir de muchos ciudadanos, de mafias del narcotráfico y en algún momento un grupo de narcotráfico donde él estaba, realizó alianzas con instituciones para derrotar a otro grupo del narcotráfico.
No se que pasó después, lo que sí se, es que muchos de los críticos de nuestras políticas, no le han dicho al país por qué estimularon esas alianzas y nosotros tenemos la autoridad moral para reclamar contra esas alianzas, porque hemos preferido el difícil camino de recuperar la paz exclusivamente a través de las instituciones, que por intermedio de alianzas con grupos criminales.
El señor Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, lo heredo este Gobierno como vocero de los paramilitares.
Seguramente habríamos podido estimular una alianza de las Fuerzas Institucionales con el paramilitarismo y de pronto iríamos más adelante en la lucha contra las FARC y el ELN. Pero nuestras convicciones democráticas y cristianas, la manera como asumimos los deberes frente al país, frente a las nuevas generaciones —que las miramos con el afecto con que miramos a nuestros hijos-, son talanqueras infranqueables que no nos permiten violar principios.
Nuestra labor, a diferencia del pasado, ha sido una labor ejecutada exclusivamente por las instituciones armadas de la Nación. Sin alianzas entre instituciones armadas y grupos criminales.
Hoy, los paramilitares que están en la cárcel, están en un centro con dignidad, que se adecua como carcelario. Lo más importante: abierto al examen riguroso de la opinión nacional e internacional. Allí no hay escondites —eso es bien importante-. Eso contrasta con experiencias del país como la cárcel de La Catedral que más que cárcel, fue un episodio triste de la vida colombiana y muchos de nuestros críticos todavía no le explican al país ese episodio.
Hace 6 años, como candidato a la Presidencia, le dije a mis compatriotas —atendiendo un reclamo ciudadano- que de ser Presidente, no tendríamos cárceles privilegiadas para presos privilegiados, a las dos semanas de haber asumido la Presidencia de la República, después del 7 de agosto del 2002, el entonces ministro del interior, Fernando Londoño Hoyos, llevó unos presos privilegiados que estaban en casas con piscinas, a las cárceles ordinarias. Esa norma no se ha violado.
La orden que hoy tiene la Policía Judicial —que en nombre del Ejecutivo, tiene que apoyar a la justicia-, es que aquellas personas, sujetos de órdenes de captura emanadas por la Corte Suprema de Justicia, deben ser llevadas a cárceles ordinarias.
Nuestros sitios de reclusión contrastan con La Catedral y con los hoteles de cinco estrellas, que para presos privilegiados, se utilizaron en Colombia.
Esa Constitución del 91, la constitución de logros muy importantes como la tutela, la carrera administrativa, los derechos fundamentales, los derechos sociales, la constitución de la nueva visión de la seguridad social para hacerla solidaria, universal, eficiente, también tuvo errores. En mala hora suspendió la extradición y eso quedó en el rumor. Finalmente, el país no sabe, a través del fallo judicial, cuál fue la causa determinante para que esa Constitución hubiera derogado la posibilidad del que país extraditara. Y fue en otro momento posterior, muy tortuoso, cuando se revivió la extradición.
Mientras en el pasado suspendieron la extradición por causas e interferencias que todavía la justicia no ha fallado o se revivió la extradición en un momento de debilidad institucional, nacional y de presiones internacionales, el Gobierno nuestro, autónomamente, ha ordenado la extradición de más de 480 criminales.
Esto hay que juzgarlo por los hechos, no por los sesgos ideológicos ni por las malquerencias. Este no es un problema de afectos o de desafectos. Este es un problema de realidades.
Y hemos hecho una pedagogía ante el país diciendo: si Colombia tomó la decisión de ser parte de la Corte Penal Internacional, si es respetuosa de la Corte Interamericana, de las instituciones internacionales de justicia, debe entender que la extradición es un elemento clave en el proceso de integración global de la justicia, que lo necesita la democracia.
Es muy importante que estimulemos la verdad. Lo que está apareciendo ahora es la verdad judicial que se ocultó durante tantos años, porque la seguridad no estaba al servicio de la justicia, porque el crimen crecía y la justicia era impotente.
¡Que se de toda la verdad judicial! Durante los últimos tres años, en el trámite de la Ley de Justicia y Paz se reclamó la verdad. ¡Pues que todo el mundo diga la verdad!
Que los fiscales y los jueces y los magistrados reciban la verdad de quienes se someten a la Ley de Justicia y Paz. ¡La verdad total! Eso hay que enfrentarlo con toda responsabilidad, es lo que se ha reclamado.
¡Y que se de también la verdad política! Llamo a todos los congresistas para que, por propia iniciativa, acudan a la Corte Suprema, a los fiscales delegados ante la Corte Suprema, a contar la verdad que todavía no se sepa.
¡Que todos aquellos que hayan tenido relaciones de una u otra naturaleza con el paramilitarismo, lo digan y se lo digan al país sin ambages y sin dilaciones! ¡Es la verdad que está reclamando el país! Y que en todas partes nos propongamos desmontar esas mafias de crimen y de corrupción que aún quedan.
¡Que se diga la verdad en las relaciones de la dirigencia política con el paramilitarismo!
¡Nunca se dijo la verdad, nunca se tocó el tema de la dirigencia política que en su momento apoyaba al M — 19, al EPL! ¡Nunca es tarde!
Es bueno que la dirigencia política en el Ejecutivo, en las gobernaciones, en las asambleas, en los concejos, en el Gobierno Nacional, en el Congreso, diga la verdad sobre cualquier relación que haya tenido con el paramilitarismo. Pero también es saludable que el país conozca qué relaciones tuvo la dirigencia política de todos los niveles con el M — 19, con el EPL y qué relaciones conservan sectores de la dirigencia política con el ELN y con las Farc.
¡En esto no puede haber sesgo! A mí me preocupa como Presidente de los colombianos ver que algunas personas que le hacen el asco al proceso de paz con los paramilitares, todos los días le hacen venias al ELN y a las Farc. Si queremos un país sin terrorismo, hay que desmontar por igual todas estas organizaciones criminales.
Permítanme terminar con unos puntos. Primero, la verdad, la decisión de contribuir a que la justicia desmonte todas las organizaciones de corrupción, debe fortalecer las instituciones, en lugar de resquebrajarlas.
Ustedes los juristas enseñan que la responsabilidad penal es individual. La responsabilidad penal individual no puede afectar ninguna de las instituciones políticas, administrativas y estatales de la República.
Que haya que meter a la cárcel funcionarios, eso no puede afectar la institución de las alcaldías, de los concejos, de las asambleas, de las gobernaciones, del Ejecutivo nacional.
Que haya que meter a la cárcel congresistas, eso no puede afectar al Congreso.
Que haya que meter a la cárcel jueces penales, eso no puede afectar la justicia.
Al contrario, la asepsia, posibilitada por esta hora de lucha contra el terrorismo, fortalece, vigoriza las instituciones.
Permítanme decir lo siguiente: en un debate, antes de elecciones, expresé que cualquiera que tuviera que decir algo contra el Presidente de la República, lo dijera. Que si hay alguno de los 30 mil paramilitares que puedan decir que el Presidente de la República ha sido cómplice, que lo digan. He estado sometido a estos retos durante años, porque he defendido sin declive la Seguridad Democrática y eso ha costado mucha crítica, pero a la hora de defender las instituciones, hay que tener todo el valor civil.
Cuando llamo a los congresistas a que le digan la verdad total al país y a los jueces, también les digo: ¡si tienen algo qué decir en contra de la pureza de la política de Seguridad Democrática, como la ha entendido y la ha practicado el Presidente de la República, que lo digan!
¡Yo soy un servidor público, no un jugador del poder!, por eso, en aras de lo que considero conveniente para mi Patria, he corrido todos los riesgos, he buscado la credibilidad del pueblo en la tarea del afecto al servicio público. ¡Jamás he buscado la credibilidad del pueblo alegando para mí el beneficio de la duda o jugando a que pase el tiempo para favorecerme con prescripciones!
Invito a los colombianos a que en este momento apreciemos que la crisis que está apareciendo, es porque la medicina de la Seguridad Democrática la ha hecho aflorar y a que no permitamos que nos desvíen la atención. A que prime la verdad, a que apoyemos a la administración de justicia sin vacilaciones.
Regresé de los Estados Unidos a urgir al DAS (Departamento Administrativo de Seguridad): “¿qué ha pasado con la orden de la Corte Suprema de Justicia? Hay que tomar nuevas decisiones para que estas personas se sometan a la justicia o para que estas personas sean capturadas”. Y las ha venido tomando.
¡Vengo hoy, no a rendirle un homenaje retórico ni lisonjero a la Corte Suprema, sino a reiterar nuestro apoyo a la justicia, como elemento fundamental para la Seguridad Democrática!
Todas las armas, las facultades, las obligaciones del Ejecutivo, están al servicio de la justicia. Nada más importante para este homenaje, que prospectar un futuro y repetir ante todos los colombianos, en este importante aniversario de la Corte Suprema de Justicia, que nuestro propósito es una Nación sin paramilitares, sin guerrilla, sin narcotráfico, sin corrupción, sin mafias que escamotean el patrimonio público.
¡Allí donde haya presupuestos públicos al servicio del paramilitarismo, sus administradores y ordenadores a la cárcel!
¡Allí donde hubo o todavía persistan presupuestos públicos al servicio de la guerrilla, sus administradores u ordenadores a la cárcel!
¡Allí donde haya recursos de la salud desviados para mafias del crimen, sus administradores y ordenadores a la cárcel y sus cómplices a la cárcel!
¡Y allí donde haya congresistas, líderes de la política, funcionarios del Ejecutivo comprometidos con el crimen, a la cárcel y con mayor severidad!
¡Porque quien está obligado como líder a cumplir rigurosamente la ley, en el momento que la quiebra tiene que ser sancionado con más severidad!
Felicitaciones, distinguidos magistrados, por este nuevo aniversario. Muchas gracias a ustedes, Presidentes de las Cortes Internacionales, por esta visita.
Me entenderán que no podía aparecer aquí con un discurso histórico ni simplemente con una formulación académica. Nos toca enfrentar los problemas de carne y hueso de todos los días. Es una Nación abierta, nuestro diálogo no s a hurtadillas de la comunidad internacional ni de la nacional, por eso pido la venia de ustedes, ex posfacto, para haber podido pronunciar estas palabras.
Muchas gracias.

Wednesday, November 15, 2006

NO BASTA CON PERDÓN Y OLVIDO...

En delitos de lesa humanidad, no basta para la sociedad que sus autores y participes clamen perdón, como tampoco cabe la figura del olvido, por cuanto delitos de tal naturaleza, como genocidios, la humanidad no puede ni perdonar ni olvidar, solo así evita que se repitan.

Tras la investigación de los horrendos hechos ocurridos en Colombia con la Toma del Palacio de Justicia por el M19, la comisión de verdad integrada por Los ex magistrados Jorge Aníbal Gómez, José Roberto Herrera y Nilson Pinilla, no puede propender por absolver la omisión en los deberes del Presidente, argumentándose que en aquel entonces, Belisario Betancur, no dio ordenes, ni participó en los hechos, pues su marginamiento en los operativos, los acepto con posterioridad para encubrir a los mandos militares, cuando públicamente dijo que asumiría las responsabilidades políticas de lo ocurrido. Así que deben responder ante la justicia nacional o, universal los generales y el presidente de aquel entonces.

Desde 1986, el entonces Procurador General de la Nación, Carlos Jiménez Gómez, en providencia del 20 de junio, denunciaba ante La Cámara de Representantes a Belisario Betancur, al Ministro de defensa General Miguel Vega Uribe. Y respecto a los miembros del M19, argumentaba que debería ser el Derecho Internacional Humanitario el que diera cuenta de ello.

Como bien sabemos, el Cóngreso no condenó, como tampoco lo hizo en el proceso 8.000 y como en otros tantos casos ha preferido tirarles salvavidas, a evidentes criminales que han salido supuestamente pulcros incluso algunos del M19, prefieren pasar de agache, ante las sospechas de sus excompañeros de luchas.

Y es que en esto de la verdad, se hace necesario, sin recabar sobre cenizas para no alentar en el fogón la candela, pero si con la elemental condición ética, que la sociedad colombiana retome o, fije un rumbo u oriente y que se reconozca la connivencia de años existente entre los políticos de izquierda y de derecha, con la criminalidad. Así mísmo, con la verdad debe aclararse que cuando se han hechos negociaciones y pactos, se ha privilegiado más la capacidad de muerte, que la entereza en la razón.

Por ello de ser cierto, como lo afirman algunos medios, que para la toma del Palacio de Justicia el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria pagó 2 millones de dólares al M19, ya va siendo hora que los mandos de aquel entonces o quienes tenían los hilos en las relaciones, den cara al país y a la militancia de base, mucha de la cual deambula sin esperanzas, con los sueños rotos, sin un dólar para sobrevivir en el exilio fuera del país o desplazados, mientras otros pasaron, con el arte de las negociaciones, de la miseria a la opulencia y hoy hacen bacanales, de alli ese tufillo que se siente, cuando la prensa ataca de esa manera y entendible que muchos empresarios vociferaran, como hoy algunos, que ciertos miembros de la izquierda son mas de estomago, que de ideas y no les ha faltado algo de razón.


En esta búsqueda de verdades, es hora que ellos, los del M19 y los otros grupos que pactaron y estuvieron al mando de la Constituyente y su Congresito, expliquen los desafueros de ese entuerto que hoy quieren colocar como gran paradigma de Carta Magna, me refiero a la Constitución del 91 y, de la cual, se conocen y comentan muchas malas obras y no precisamente ideológicas y conceptuales de las cuales ya hay bastantes.

Responsabilidad en ello, va también al expresidente Cesar Gaviria, su promotor y gestor y que entre otras, hasta la fecha no ha dado respuesta a las acusaciones que le hace el escritor MARK BOWDEN, en su libro “Matar a Pablo Escobar” y donde deduce su grado de participación en la conformación de los llamados “Pepes”, hoy Paramilitares.

En opoXiXión, lo hemos dicho, no vamos a dar tregua a tanta degradación de la vida humana y menos, a quienes han contribuido con sus fusiles al aniquilamiento del adversario político. Estén donde estén seguiremos DEMANDANDO
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACION

Thursday, November 09, 2006

Y LOS JUECES DÓNDE ESTÁN?

Esperando de una vez por todas que la justicia colombiana asuma las responsabilidades y deberes que de años ha dejado de lado, por la connivencia con ciertas autoridades políticas, por el temor y la inseguridad que les ha impedido ejercer en conciencia su mandato o por lo que sea, es ya hora de poner puntos sobre las ies a sus sentencias, porque resulta inexplicable que tantas masacres y tantos delitos cometidos desde el 2003 a hoy, para no irnos más lejos, estén aún impunes y solo sea a golpes de suerte y no de inteligencia, que resulten indicios de algunos directos implicados.



Y es que una y otra vez hemos de preguntarnos, ¿dónde estaban las autoridades de instrucción, investigación y juzgamiento, en el año de 2003 cuando se presentaron 1.440 víctimas en 317 masacres?. Siendo, el 57,44 por ciento campesinos, seguidos en su orden comerciantes, estudiantes, indígenas y obreros y con una manifiesta autoría del 70% de parte de paramilitares, 3% de la fuerza Pública y 27,5 de guerrilleros.


En OpoXiXion, no escatimaremos ni un minuto en exigir a los Magistrados que cumplan con sus obligaciones y asuman el riesgo que todo hombre ha de cumplir desde que nace, más, si la sociedad los ha investido para que hagan respetar, con sus sentencias ejemplares, el derecho a la vida.

No callará nuestra voz, porque aún hoy siguen escondidos debajo de togas, escritorios o billetes, algunos procesos, toda vez que en lo que va de este año, entre enero y marzo de 2006, se han registrado 9 casos de masacres, que arrojaron 52 víctimas y el año anterior de 2005, 16 casos de masacres con 77 víctimas y los resultados en investigación, detenciones e instrucción son inexistentes.


A los defensores de la vida, la dignidad y los derechos humanos, nos interesa sobremanera demandar de las autoridades y medios de comunicación, el seguimiento a estos horrendos hechos. ¿Acaso olvidan, que vendieron el humo de creer que la desmovilización de los Paramilitares, iba a acabar con las masacres y que la guerrilla estaba acorralada, huyendo del acoso militar?


Dónde están los H.H. Magistrados del Distrito Capital de Colombia que condenaron una tocada de nalga con 4 años de prisión?; cuando en ese Distrito, este año ya cuentan una masacre con 6 victimas y, a la fecha, no hay un solo detenido.

Es inexplicable el desprecio o la omisión judicial para investigar, juzgar y condenar a los responsables de las atroces masacres. Nadie puede sentirse tranquilo en la aplicación de la justicia, con una fiscalía que estuvo penetrada por los criminales. ¿Acaso extendiron también sus tentáculos de impunidad a los aparatos judiciales, tal como lo han hecho con los aparatos políticos ?. Sera por ello que muchos de los expedientes, investigaciones y sentencias no aparecen?.


Adjuntamos las cifras que el observatorio para los Derechos Humanos en Colombia expone al mundo y esperamos Señores Magistrados, que las órdenes de captura y detención, no sean, como lo fueron antes, respuestas para acallar alarmas medíaticas que superadas, se cambiaron por ordenes de libertad para que los corruptos, criminales y sospechosamente expedientados, pudieran tomar el vuelo a Europa y asi eludir las acciones legales, permaneciendo impertérritos ante la justicia colombiana donde figuran como voceros del país o ilustres ciudadanos, representando a quienes fueron sus victimas.

Señor Fiscal General, Señores Jueces, Señores de los medios de información. Queremos saber quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de estas masacres. Queremos que describan, narren, expongan y comenten los sueños y los rostros de esas victimas, para que dejen de ser números estadísticos, los cuales por esa ausencia hemos de reseñar con igual frialdad, pero con mucha pena y dolor. Aqui van:

Entre el 2005 y marzo del año 2006, se han presentado las siguientes masacres:
En Antioquia, 3 con 18 victimas. En el Valle, 7 con 33 victimas. En Caquetá, 1 con 9 victimas. En Huila, con 9 victimas. En Distrito Capital, 1 con 6 victimas. En Bolívar, 1 con 5 victimas. En Magdalena, 1 con 4 victimas. En Casanare, 1 con 4 victimas. En Cauca, 3 con 15 victimas. En La Guajira, 1 con 4 victimas. En Nariño, 3 con 14 victimas. En El Putumayo, 1 con 4 victimas. En Santander, 1 con 4 victimas.

En total en 2005 hubo 16 masares y 77 víctimas y hasta marzo del 2006 ha habido 9 masacres con 52 victimas. Datos suministrados por el Observatorio de los Derechos Humanos en Colombia.

OpoXiXión

exige:

VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN !!!

Monday, October 30, 2006

DE UNA PATETICA IMAGEN Y POR LA LIBERACION DE LOS CIVILES EN PODER DE LAS FARC

Resulta patética la imagen del Presidente de Colombia con botas y camuflado arrastrando morral y fusil apenas apeado del helicóptero 200 metros de las brigadas móviles, para que su imagen de guerrero, sea reproducida una y otra vez, por los áulicos medios de información, siendo así congruente con esa filosofía militar de uniformar civiles para combatir la guerrilla o para reportarlos como bajas enemigas, después de muertos, tal como ha sucedido reiteradamente. La estipulación Constitucional de consagrar al jefe de Estado la comandancia suprema de las FM, implica que ellas están sometidas al mandato de los colombianos, al poder de la sociedad civil y de ninguna manera debe entenderse que el Jefe del Estado abusando del poder, descalifique la carrera militar para, con mochila al hombro, intentar determinar la suerte de la guerra o de un conflicto bélico.


Esas imágenes de nuevo intentan vender humo, toda vez que muestran la intención, más no la realidad, porque hasta donde se conoce, el Sr. Uribe no se incorporó al servicio militar y si tiene experiencia en estas lides, no fue precisamente con el uniforme y las botas oficiales. Humo en imágenes porque, si las estadísticas no fallan, no ha habido un solo golpe militar de importancia por parte del ejército a la guerrilla, como para justificar tan atrevido comportamiento, más significativo de la derrota que del triunfo son sus imagenes de guerrero en ciernes.

Ahora más, desde lo político, la imagen de quien juega a la guerra, denota un estilo caudillista, personalista y sectario. Para muestra un botón, al día siguiente del atentado con coche bomba en una sede militar, sin que mediara una investigación sería, dado el grado de descomposición y degradación que hay en las filas del ejército, procedió a señalar como responsables del atentado a las FARC, ( tal vez si tal vez no), aprovechando el hecho para agitar de nuevo el trapo de la guerra y de paso sacudirse a los críticos de extrema derecha, como el señor Gérman Lleras, que temían perder al valiente guerrero de siempre.


El dilema de este gobierno resulta tan absurdo como las imágenes que referimos, porque para la sociedad colombiana e internacional es inexplicable que una organización ilegal tenga retenidas por más de cuatro años a más de 300 personas, entre civiles y militares y, no se detecten signos de libertad o liberación.


En OpoXiXión, no haciendo el más mínimo reconocimiento a la forma de lucha de las FARC, que han convertido a los civiles en monda de cambio o en talón para la munición, tampoco guardamos estima para cuestionar y oponernos radicalmente a la manera como este y el anterior gobierno han manejado el asunto de los “retenidos”.
El Gobierno de Andrés Pastrana, por cuanto, en el despeje del Caguán confundió deliberadamente, “Canje” con “Diálogos de Paz”; confusión que por lo demás, fomentó la guerrilla al no ser lo bastante claro para diferenciar el asunto, limitándose a dejar la silla vacía de Manuel Marulanda Vélez, generando con ello, mas desconcierto que acierto. En ese entonces, si el Gobierno y la Guerrilla hubieran sido transparentes, entendiendo que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, como mínimo, se hubiera dado la liberación de los civiles.


Y en OpoXiXión al actual gobierno de Uribe Vélez, porque con el morral de la milicia al hombro y sus bandazos entre la guerra o paz, no ha concentrado la razón en nombre de las victimas para entender de una vez por todas, que existe un conflicto social y político y que como tal, debe organizar una agenda que diferencie básicamente tres niveles, inmediatos, del conflicto a saber:
1.- El de la confrontación propiamente dicha, con todas las leyes de la guerra, sociales y políticas que lo enmarcan.
2.- El de los civiles “retenidos”, que amerita de inmediato un acuerdo humanitario o una expresión unilateral de voluntad política por parte de las FARC, para liberarlos y de paso golpear aún más la moral del gobierno y del ejercito.
3.- El de los militares capturados en combate, donde se pone de presente la realidad de la confrontación armada y la derrota del ejército en los combates, siendo este el nudo gordiano del “canje”, en tanto las FM de Colombia no quieren reconocer dichas derrotas con el intercambio de combatientes, que fortalecería sin lugar a dudas más a las FARC, que al Ejército, el cual ha preferido abandonar a sus militares retenidos.

Por todo ello, en OpoXiXión insistimos en que el gobierno debe modificar su comportamiento aislando a lo carboneros que desde el periódico el Tiempo y otros medios de información le tiran brazas a la candela. De no asumir esta realidad con la sensatez de un jefe de Estado, le haría un bien a Colombia, a las victimas civiles y a los colombianos en general, su RENUNCIA.
Nos ubicamos en OpoXiXión con las FARC, porque en este tema también han de diferenciar esos tres niveles y proceder a una LIBERACIÓN POLÍTICA, única y exclusivamente de los CIVILES, como un importante gesto de reencuentro con la sociedad civil y con los demócratas de Colombia, de los cuales han estado alejado en la última década.
(La foto está en la Revista Semana)

Friday, October 20, 2006

LAS RABIETAS DE ALVARO URIBE O LA SINRAZON EN UN GOBERNANTE


Si algo debe caracterizar a un Jefe de Estado ha de ser su mesura en las decisiones políticas toda vez que cualquier salida de tono puede acarrear consecuencias nefastas para el ejercicio del poder. La mesura en los pronunciamientos de los gobernantes no es precisamente una cualidad inherente a la persona como jefe de Estado o de Gobierno, es la resultante del control político, social y mediático que se hace sobre esos cargos, por cuanto como personas, todos, incluyendo gobernantes y gobernados, estamos sujetos a salidas de tono, a desatinos y a comportamientos que pueden colocarnos o descolocarnos. No es pues un asunto personal la mesura y las debidas formas en los comportamientos de los gobernantes, es un deber de Estado y una Obligación de los opositores, los medios y la opinión pública demandarla.

En contrapartida, la mesura, las formas políticamente correctas y los buenos oficios del gobernante, no se corresponden cuando el poder se ejerce de manera arbitraria, absolutista y totalitaria, en estos regimenes la mesura es inexistente y terminan las histerias y actuaciones personales del dictador definiendo el futuro de un país, de un Estado o de un pueblo. No fueron mesurados Hitler, Musline, Stalín, Franco y, en este contexto se inscriben algunos presidentes, uno de ellos, el de Colombia, que inmerso en un proceso arto cuestionado de negociación con los paramilitares, se desatina constantemente en el devenir del mismo, como en las posibilidades de una salida humanitaria para los civiles que se encuentran en poder de las FARC.

De la euforia y las declaraciones de buena voluntad, como un yoyo pasa a la rabieta y a las decisiones extremas; del cuestionamiento al comportamiento del ejército, pasa a las alabanzas más inauditas; de una explosión de un coche que hacen los enemigos de la paz, arma toda una bamba verbal, politica y militar, para despedazar cualquier asomo de reconocimiento al conflicto y a una salida negociada, como si estuviera premeditada la acción y el verbo.

Con un presidente sin limites, que sea controlado en sus andanzas, decisiones, expresiones y acciones, no va a ser posible ninguna salida al conflicto y mucho me temo que tampoco este en capacidad de resolver el entuerto en que nos ha metido a todos con la desmovilización o conciliación con los genocidas narcotraficantes del paramilitarismo.

Es aquí donde opoXiXión se pregunta: Cuál es el control que ejercen los medios de comunicación sobre los desatinos del jefe del Estado y de Gobierno. Dónde está la bancada de este señor, que ha llamarle a guardar compostura, para que no desmadre aún más un país sin asomo de construir su tejido social? Dónde está la intelectualidad pensante, que de inmediato se pronuncia con un llamado al orden y a la cordura del presidente de Colombia? Acaso hay ceguera y sordera colectiva, pánico total o, ausencia de ética en nuestros seres pensantes?

En opoXiXión demandamos al Jefe del Estado y de Gobierno, al Señor Álvaro Uribe Vélez, que abandone sus comportamientos autoritarios o, que renuncia al cargo, porque a punta de rabietas y desatinos, no pude manejarse un país y menos, levantar la moral para construir caminos de reconciliación. Es hora de hacer un alto y construir unos controles elementales que impidan desde ya que en Colombia se cree un Pinoche, rabioso para aceptar que fue genocida.

Saturday, October 14, 2006

EL PRINCIPIO DE LA DEMOCRACIA Y LA TRANSPARENCIA

PRELUDIO A UNA DECLARATORIA
ESTAMOS FIRMEMENTE COMPROMETIDOS EN LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA EN COLOMBIA, Y EN CONTRA DEL TOTALITARISMO Y CUALQUIERA ESQUEMA QUE SE QUIERA IMPONER COARTANDO LA DEMOCRACIA Y EL EMPODERAMIENTO DE LAS PERSONAS.

ESTAMOS PÚBLICAMENTE CONTRA LA POLÍTICA QUE EN ESTE CONTEXTO EXPRESA, EXPONE Y PRÁCTICA EL GOBIERNO DE ALVARO URIBE VELEZ, PERO ESTO NO PUEDE ENCEGUECER NUESTRA MIRADAS HACIA QUIENES DESDE EL OTRO EXTREMO PRETENDEN IMPONERNOS CON UN DISCURSO DE IZQUIERDA, LAS MISMAS PRÁCTICAS.

EN ESTE CONTEXTO HEMOS SOPORTADO Y VIVIDO EN MADRID Y EN ESPAÑA, TODO TIPO DE DESCALIFICACIONES Y DESCONOCIMIENTO A NUESTRA TRABAJO.

DADO QUE NO SOMOS UNOS APARECIDOS EN ESTAS LUCHAS Y CONOCEMOS BIEN LOS EJES QUE SIEMPRE HAN IMPEDIDO LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ALTERNATIVA DE UNIDAD Y DE IZQUIERDA PARA COLOMBIA Y LA UTILIZACIÓN DE QUIENES COMO DEMÓCRATAS E INDEPENDIENTES HAN HECHO EN OTROS EVENTOS, NOS VEMOS ABOCADOS A EXPONER PÚBLICAMENTE ESTA DECLARATORIA PARA BIEN DE LA DEMOCRACIA, LA LIBERTAD Y EL DERECHO A LA EXPRESIÓN.

LLAMAMOS A NUESTROS VINCULADOS AMIGOS DEMÓCRATAS DEL EXTERIOR A REFLEXIONAR SOBRE LA DECLARATORIA Y SI LO CONSIDERAN SE SUMEN A ELLA, RESPETANDO COMO SIEMPRE, LA PLURALIDAD DE QUIENES EN ESTE CASO HAN RESPALDADO NUESTRA CAUSA.

ATT.
ARGIRO GIRALDO QUINTERO
DECLARATORIA SOBRE EL PROCESO DE UNIDAD DE PDA EN ESPAÑA

Escaneado hemos recibido hoy 14 de Octubre, AVAL que desde la Dirección del PDA se expidió con anterioridad y, toda vez que los avalados no se habían dignado exponerlo a sus “súbditos”, dando a conocer su contenido, demostrando con ello la mas ignominiosa maniobra de asalto a quienes desde abajo hemos venido intentando apoyar la construcción UNITARIA de una ALTERNATIVA DEMOCRATICA DE PARTIDO DE IZQUIERDA PARA COLOMBIA, en nombre de los 15, que POR LA ANAPO y en MADRID contribuimos al proceso electoral
CONSIDERANDO
1.- Que es cierto el contenido de dicho AVAL dada la seriedad de la persona que lo hace circular.
2.- Que en comunicación anterior habíamos expresado nuestro respeto a las personas y organizaciones políticas que participaban en el proceso y que dado la argumentación que expuso el señor BRUNO DIAZ, ex - secretario del PDA, de nuestro aval por la ANAPO para las elecciones a Congreso como de “contentillo”, determinamos DECLARARNOS COMO GRUPO EN EL EXTERIOR, ABSOLUTAMENTE INDEPENDIENTE y en opoXiXión al gobierno de Alvaro Uribe.

3.- Que hemos conocido por terceras personas la presencia de una de las responsables de organización de la ASAMBLE NACIONAL DEL PDA, MARIA EMA MEJIA, sin que se nos advirtiera de ello, o nos hicieran participes de su estancia y objetivos.

4.- Que en la práctica estamos siendo desconocidos en todas las instancias del proceso de organización, sometidos a voluntades antidemocráticas y a organizaciones que declaradas de izquierda tienen relativamente consolidado un trabajo en Colombia, pero raquíticas y cuestionadas en el exterior, y temiendo la perdida de sus legitimidades o voceros internacionales, en un proceso amplio, democrático, abierto y transparente, han querido descalificar, desconocer y desestimar toda otra expresión o persona que no esté sujeta a esos órganos tradicionales e históricos de la izquierda.

5.- En este contexto de “centralismos democráticos” se ubican AVALES y AVALADOS, pues inocentemente no se han expedido, ni solicitado y utilizado a más que han desconocido nuestra representación en una de la amplias asambleas que se hizo para constituir la organización del PDA en Madrid.
resolvemos
Primero.- Marginarnos de los eventos que se han citado con la pretensión de elegir delegados al congreso del PDA

Segundo. -De ser viable y aceptado por la MESA DE UNIDAD DEL PDA, unilateralmente enviaremos observadores al congreso del PDA y dependiendo de los resultados definiremos nuestra continuidad o no en el proceso.

Tercero.- Hacer llegar la presente declaratoria a nuestros compañeros de Canadá, Valencia y Barcelona para que se abstengan de participar en este proceso y vincularnos a el, solo cuando esté absolutamente claro el horizonte, cosa tal que de nuevo no sea utilizada nuestra condición de demócratas, tal como lo fue en el pasado.

Cuarto.- Hacer un llamado fraterno a quienes son organizaciones estructuradas dentro del proceso, a ser generosos con quienes nos acercamos de nuevo a la esperanza, evitando que delimitando tanto los espacios, terminemos todos los independientes y demócratas excluidos.

Quinto.- Hacer publico en opoXiXión esta declaratoria.

Sexto.- Solicitar a la Mesa por la Unidad, nuestra participación como observadores en el Congreso del PDA a realizarse entre noviembre y diciembre del 2006

Madrid, 14 de octubre del 2006


OpoXiXión.



PARA COLOMBIA

VERDAD, JUSTICIA, REPARACION Y PAZ

VIVA LA LIBERTAD.. BIENVENIDA LA PAZ

EL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA HA DE SER UN FIN QUE UNA AL PAÍS, NO UNA ESTRATEGIA ELECTORAL DE LAS PARTES, DE LOS PARTIDOS O, DE LOS ASPIRANTES A LA PRESIDENCIA.
SI LA PAZ NO SE ASUME CON UNA VOLUNTAD ÚNICA, EL CONFLICTO SERA IMPARABLE.

LA LUCHA POR LA PAZ EN COLOMBIA, NO SE SOLO UN DIALOGO, ES UN COMPROMISO DE ESTADO.