A quienes realmente valoramos el sentimiento patrio, y por sobre todo la insignia de la dignidad de un pueblo, nos resulta cuando menos vergonzosa la inoportuna visita que hizo el presidente de Colombia a España este fin de mes de abril. Ello por cuanto su presencia resultó deslucida, intrascendente y hasta incomoda, toda vez que de paso se encontraba también el ilustre visitante de la República Francesa, Nicolás Sarkozy y su diva, Carla Bruni, que por razones obvias acapararía el centro de atención gubernamental, a más del morbo de ver a la bella Bruni, porque Sarkozy deja la presidencia de la Unión Europea, y entrega el testigo a J. L. R. Zapatero, presidente del Gobierno de España. Tan opaca y desmerecida fue la visita del Presidente de Colombia, que hasta hoy, jueves 30, hondeaban banderas Francesas en todo el centro de Madrid, sin que se vislumbrara una sola de Colombia, ni antes ni ahora, y no será por falta de protocolo en las autoridades Españolas, o Madrileñas, creemos, que más bien fue por la inesperada visita de Uribe a España, es decir, espontánea, sin preparación, sin protocolo, en otras palabra como un turista de paso por Madrid, madre patria de la etiqueta de Carreño.
Una visita presidencial para suscribir compromisos de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, resulta inocua, porque hoy con las órdenes internacionales de cooperación policial y de justicia universal que están vigentes, el presidente sobra, por ello, en el contexto que señalamos, incomodo su presencia en España.
El que se sea un pequeño Zar que desde Bogotá manda para toda Colombia, engrandecido por unos medios de comunicación abyectos, no implica que su imagen y carisma se extienda por todo el mundo, como si Colombia fuera lo máximo del planeta. Vamos…hay que bajarse de ese palo de mangos, porque para el mundo, ese que está fuera de la “gran capital de Colombia”, muy poca cosa pintamos, incluyendo a su Presidente. Y por mucho que los medios de comunicación persistan con esa autosuficiencia antropológica de ponernos con un plus universal, de verdad que no somos nada, o al menos, no hacemos merito para ser reconocidos.
Colombia necesita más que un cambio, despertar, de lo contrario, el estado hipnótico terminará generando una catarsis sin retorno. Hoy caminando por la Cibeles de Madrid, engalanada como ayer, cuando estaba Uribe en Madrid, con banderas de España y Francia, imagino a los medios de comunicación de mi tierra natal destacando la histórica visita del presidente de Colombia a España, y retocando sus fogosos discursos en el Congreso de España, algo que para el resto de los mortales del mundo, incluyendo a los colombianos residentes aqui, ni existió. El sueño profundo en que viven mis paisanos, nos hace ser el ombligo del mundo, o cuando menos la tierra que en se guarda, que vana ilusión y que mentira tan grande, o gorda.
Una visita presidencial para suscribir compromisos de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, resulta inocua, porque hoy con las órdenes internacionales de cooperación policial y de justicia universal que están vigentes, el presidente sobra, por ello, en el contexto que señalamos, incomodo su presencia en España.
El que se sea un pequeño Zar que desde Bogotá manda para toda Colombia, engrandecido por unos medios de comunicación abyectos, no implica que su imagen y carisma se extienda por todo el mundo, como si Colombia fuera lo máximo del planeta. Vamos…hay que bajarse de ese palo de mangos, porque para el mundo, ese que está fuera de la “gran capital de Colombia”, muy poca cosa pintamos, incluyendo a su Presidente. Y por mucho que los medios de comunicación persistan con esa autosuficiencia antropológica de ponernos con un plus universal, de verdad que no somos nada, o al menos, no hacemos merito para ser reconocidos.
Colombia necesita más que un cambio, despertar, de lo contrario, el estado hipnótico terminará generando una catarsis sin retorno. Hoy caminando por la Cibeles de Madrid, engalanada como ayer, cuando estaba Uribe en Madrid, con banderas de España y Francia, imagino a los medios de comunicación de mi tierra natal destacando la histórica visita del presidente de Colombia a España, y retocando sus fogosos discursos en el Congreso de España, algo que para el resto de los mortales del mundo, incluyendo a los colombianos residentes aqui, ni existió. El sueño profundo en que viven mis paisanos, nos hace ser el ombligo del mundo, o cuando menos la tierra que en se guarda, que vana ilusión y que mentira tan grande, o gorda.
