Para gobiernos de extremas, la existencia de conflictos son dividendos que permiten la perpetuidad en el poder, hasta tal punto, que cuándo estos no existen, suelen elaborarlos, o imaginarlos. Ese fantasma del comunismo que recorrió a Europa en las décadas de 30 y 40, sirvió para engendrar los más atroces gobiernos genocidas, y modernamente, el expansionismo musulmán, le sirvió al gobierno de Bush para reeditar un aislamiento del pueblo norteamericano, similar a las épocas de la guerra de Vietnam, desmereciendo con ello, la ejemplarizante democracia que expone al mundo EEUU y sus gentes, a costas de sus reelecciones.
“La gusanera” cubana, como la llamara Fidel Castro, y radicada en Miami, de años estuvo alimentando el sufrimiento de sus hermanos en la isla, al estimular el bloqueo, con lo cual perpetuaba al tirano en Cuba, y directamente deslegitimaba a los demócratas norteamericanos que añoraban la democracia en Cuba. Prueba de esa maligna saña de estimular los conflictos, lo fue el gobierno de Bush, que considerándose un predestinado ángel salvador, se inventó el siniestro “eje del mal”, para fortalecer la arrogancia, el despotismo, y el descrédito de occidente ante el mundo, con una nefasta cruzada que aupada por el gobierno de Aznar en España y del Reino Unido Tony Blair, hoy obliga al Presidente demócrata de la Casa Blanca a revaluar.
Sin embargo, ese estilo de gobernar y mandar, para bien de la humanidad, se ha topado con la sabiduría del pueblo Norteamericano que al elegir a Obama como presidente, ha noqueado con la fuerza de la razón a todas las extremas que se aferraban a la teoría del conflicto para gobernar. En este orden de ideas, se han quedado colgadas de la brocha todas las extremas, las de derecha que alimentaban los colmillos de la guerra, y las de izquierda que en defensa de esa armada de colmillos del tirano, acrecentaba el odio.
Más concretamente, y en lo que nos toca, con el triunfo de los democratas en EEUU están débiles las extremas latinoamericanas, las de Álvaro Uribe y las de Chávez.
Las de Alvaro Uribe y sus aliados, por cuanto han encontrado por fin la llana, la escuadra y el metro correcto ante sus ojos, limándoles las aristas en materia de derechos humanos, respeto a la justicia, y por sobre todo, respeto a la intimidad en las comunicaciones.
Y los populistas de izquierda, que como Hugo Chávez, intentan dar lecciones de democracia sin discreción, ni son, toda vez que ufanándose de conocer el manejo de esas herramientas, olvidan el principio de libertad, tradición esencial de quien dicen ser defensor de los derechos humanos, y del progreso de la humanidad.
Frescos y renovados vientos llegaran al mundo desde el Norte, pero muy especialmente para Colombia que no puede soportar más que una extrema derecha rancia, acartonada, mentirosa, y prepotente, esté utilizando los medios de comunicación para aislar al pueblo de su verdad. Esa luz llena de fuerza, está dejando en evidencia a las extremas, ya paso con el Presidente Uribe que intentando cubrir su rancia estirpe, con nombramientos afrodescendientes en su gabinete, quedo totalmente desnudo, cuando se pronuncio del nombre de Piedad Córdoba, de la justicia, de las escuchas y de la paz en Colombia.
De colofón digamos: La derecha de Colombia empieza a verle las orejas al lobo, sin embargo, la izquierda democrática, aún no tiene clara, ni bien definida su existencia.
“La gusanera” cubana, como la llamara Fidel Castro, y radicada en Miami, de años estuvo alimentando el sufrimiento de sus hermanos en la isla, al estimular el bloqueo, con lo cual perpetuaba al tirano en Cuba, y directamente deslegitimaba a los demócratas norteamericanos que añoraban la democracia en Cuba. Prueba de esa maligna saña de estimular los conflictos, lo fue el gobierno de Bush, que considerándose un predestinado ángel salvador, se inventó el siniestro “eje del mal”, para fortalecer la arrogancia, el despotismo, y el descrédito de occidente ante el mundo, con una nefasta cruzada que aupada por el gobierno de Aznar en España y del Reino Unido Tony Blair, hoy obliga al Presidente demócrata de la Casa Blanca a revaluar.
Sin embargo, ese estilo de gobernar y mandar, para bien de la humanidad, se ha topado con la sabiduría del pueblo Norteamericano que al elegir a Obama como presidente, ha noqueado con la fuerza de la razón a todas las extremas que se aferraban a la teoría del conflicto para gobernar. En este orden de ideas, se han quedado colgadas de la brocha todas las extremas, las de derecha que alimentaban los colmillos de la guerra, y las de izquierda que en defensa de esa armada de colmillos del tirano, acrecentaba el odio.
Más concretamente, y en lo que nos toca, con el triunfo de los democratas en EEUU están débiles las extremas latinoamericanas, las de Álvaro Uribe y las de Chávez.
Las de Alvaro Uribe y sus aliados, por cuanto han encontrado por fin la llana, la escuadra y el metro correcto ante sus ojos, limándoles las aristas en materia de derechos humanos, respeto a la justicia, y por sobre todo, respeto a la intimidad en las comunicaciones.
Y los populistas de izquierda, que como Hugo Chávez, intentan dar lecciones de democracia sin discreción, ni son, toda vez que ufanándose de conocer el manejo de esas herramientas, olvidan el principio de libertad, tradición esencial de quien dicen ser defensor de los derechos humanos, y del progreso de la humanidad.
Frescos y renovados vientos llegaran al mundo desde el Norte, pero muy especialmente para Colombia que no puede soportar más que una extrema derecha rancia, acartonada, mentirosa, y prepotente, esté utilizando los medios de comunicación para aislar al pueblo de su verdad. Esa luz llena de fuerza, está dejando en evidencia a las extremas, ya paso con el Presidente Uribe que intentando cubrir su rancia estirpe, con nombramientos afrodescendientes en su gabinete, quedo totalmente desnudo, cuando se pronuncio del nombre de Piedad Córdoba, de la justicia, de las escuchas y de la paz en Colombia.
De colofón digamos: La derecha de Colombia empieza a verle las orejas al lobo, sin embargo, la izquierda democrática, aún no tiene clara, ni bien definida su existencia.
