Es por ello, que con una fuerza que induce al chantaje, a viva voz y con criterios políticos de exigencia, pero sin la razón jurídica y sin principios éticos que los respalden, los PARAS le exigen contraprestaciones al Estado y Este, se encuentra anta ese reclamo, en una encrucijada de proporciones mayúsculas, porque quienes demandan cumplir lo pactado, parecen tienen bastante información para involucrar a muchos generales del ejército y políticos de alta alcurnia, por sus pactos y alianzas en esa danza de la muerte que, desde el 1990, signa a Colombia, con millares de huérfanos, desplazados y desaparecidos, de otro modo, es inexplicable y absurdo, que genocidas aviven con tal fuerza el cumplimiento de los pactos sin el más mínimo recato, ni arrepentimiento de sus actos.
Resultó ingenuo el Gobierno o, sin asesores en el tema o, presionado por esos políticos temerosos, al creer que la desmovilización con beneficios dudosos de 9 mil paramilitares, acabaría con el síndrome de los aparatos armados ilegales en Colombia y evitaría así la presión internacional ante tamañas desproporciones criminales, más, si estos están directa o indirectamente ligados al narcotráfico.
Es evidente que mientras ese negocio sea ilícito, serán necesarios los garantes, también ilegales, para esas transacciones dado que ningún narcotraficante podrá recurrir a la justicia ordinaria a pedir cumplimiento de una obligaciones que tiene un objeto ilícito.
Mientras persista la criminalización del negocio de la droga, habrá siempre una justicia paralela, con aparato coercitivo al mando, encargada de hacer que esas transacciones se cumplan.
De no centrar el análisis en lo fundamental: la droga, su cultivo, producción y distribución, toda desmovilización y proyecto de paz ,será flor de un día.
Ahora bien, si el gobierno fue ingenuo en esa negociación con los Paramilitares o, mal asesorado, o, fue producto de la presión para hacerlo a cualquier precio, más torpe resultaron los asesores Paramilitares y ellos, al creer que una consigna política podría permitirles amnistías posteriores o trato de delincuentes políticos, al intrometer su aparato armado en el ámbito del conflicto social colombiano y en los destinos de la política y proceder con la muerte y por mandatos oficiales o, de ciertos políticos, a aniquilar a simples opositores del régimen, para con ello, obtener complacencias pasajeras de gobernantes, militares y políticos de turno.
Asumiendo tamaña celada, terminaron los mafiosos y su aparato de cuentas, ampliando su espectro delictivo y los tentáculos judiciales que los eras solo de Estados Unidos por el trafico de drogas, se han extendido a la justicia universal por crímenes de lesa humanidad, genocidios y asesinatos a opositores políticos, no bastando entonces una negociación unilateral con EEUU, la DEA o el Gobierno de Uribe para garantizarles beneficios legales, toda vez que tales crimines no son negociables por ningún Estado del mundo incluyendo a los Estados Unidos.
La paz en Colombia si bien tiene muchos tentáculos, uno fundamental es la definición sobre el qué hacer con el primer producto de exportación nacional, la droga y, en este tema, muy pocos están dispuestos a poner las manos en las brazas, porque saben bien quien tira maderos a la hoguera y si ese carbonero no admite la dimensión del problema, cualquier proceso de paz será quimera.Señor Presidente, un duro trasegar se ha forjado, porque, si retoma el hilo de la legalidad y la justicia, con el equilibrio que le demanda “Ernesto Báes”, incumplirá las promesas y pactos con los PARAMILITARES, y dejara en descubierto a sus antecesores gobernantes y a otros tantos funcionarios y políticos.
Si da marcha atrás en el proceso de negociación, nadie va a creerle a sus nuevas propuestas de paz. Por ello..Desde el Exilio y la opoXiXión
Preguntamos:
Qué piensa hacer con los Paramilitares y sus cómplices?
Cómo concibe usted la paz?
Va a dar aplicación a las normas de derecho internacional?
La inmensidad de los votos no garantizan la razón del gobernante y quienes le asesoran andan perdidos en sus bibliotecas o, intentando con furtivos consejos proteger sus propios intereses y, en estos asuntos, la soledad es mala consejera, pero, más terrible aún, la asesoría del que espera beneficios propios.